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Dos de los nueve prisioneros que se habían fugado la víspera de Nochebuena de una cárcel en Berlín regresaron a la cárcel por sus propios pies porque según ellos, el objetivo no era desaparecer sino pasar en familia la fecha navideña.
La espectacular fuga ocurrió en la prisión de Plötzensee en Berlín. Los reos lograron en apenas 3 minutos romper una puerta y caerle a mandarriazos a unos bloques de concreto sin que los guardias de la prisión se percataran de la fechoría.
Varias agencias de prensa y medios europeos dieron cobertura a la fuga. Dos de los reos fueron capturados por la policía y los otros cinco no han sido localizados.
La cárcel de Plötzensee alberga a unos 360 reclusos que cumplen condenas por delitos considerados "no graves", de ahí que la vigilancia no sea demasiado estricta.
La noticia provocó que en el parlamento alemán abriera una discusión al respecto, pues los opositores tomaron el suceso como motivo de burlas y pidieron incluso la dimisión del responsable de Justicia, Dirk Behrendt, del partido de Los Verdes
Behrendt dijo que no renunciaría, y aclaró que analizaría a fondo lo sucedido como enseñanza para evitar fugas similares en el futuro.
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