La falta de medicamentos en la red de farmacias cubanas no parece tener fin. Con las presiones para elaborar los medicamentos y cumplir las normas de producción, ahora las más afectadas son las tabletas naturales, como es el caso de las de anamú, un inmunoestimulante celular, muy demandado por las personas que padecen cáncer o sida.
A pesar de su gran aceptación, la escaza presencia de este medicamento en la red farmacéutica nacional impide que los pacientes puedan llevar a cabo sus tratamientos con efectividad.
La empresa Laboratorios Farmacéuticos Oriente (LFO) es la encargada de elaborar este inmunoestimulante y otros medicamentos naturales de alta demanda como el mentisán y el lecisán. La planta de tabletas de LFO elabora al mes en estos momentos unos 65 millones de unidades, de ellos solo el cinco por ciento, (menos de un millón de unidades) corresponde a los comprimidos de origen natural.
El objeto social de esta empresa y sus planes de cumplimiento, los cuales difícilmente se logran, apuntan a priorizar los medicamentos genéricos que forman parte del cuadro básico, además de estar encargada de producir toda la dipirona que necesitan los hospitales.
Por tanto, mientras no se haya terminado esta tarea, no se puede avanzar a la fase de producción de los medicamentos naturales, adicionando que para comenzarla hay que realiza una rigurosa limpieza para evitar la contaminación cruzada, así como medidas especiales que se salen del presupuesto establecido para los costos de producción.
A todo esto se suma la obsolescencia tecnológica de la planta de tabletas, inaugurada en 1972 y el suministro inestable de los envases. El resultado es, entonces, que los demandados medicamentos de origen natural estén condenados a la producción esporádica y aparezcan en las farmacias, con suerte, cada cuatro o cinco meses.
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