A priori, pareciera que el pitcheo abridor será la cara sombría del equipo unificado que (Dios mediante) representaría a Cuba en el Clásico Mundial de 2021. Queda poco talento en el país, y ahora mismo no gozamos de cinchetes que cumplan ese rol en las Ligas Mayores.
Sin embargo, no existen razones para el pesimismo. El evento será dentro de tres años, y cumplido ese tiempo ya tendremos a varios muchachos impresionando en el Big Show. Ver para creer.
Por lo pronto, he debido devanarme los sesos para seleccionar a cuatro iniciadores de partidos entre una relación de buenos candidatos. Cierto: en todos los casos se trata de muchachos muy jóvenes, tres de los cuales llegarían a la cita mundial con 25 abriles y el restante, con solo 22. Pero la calidad los acompaña por arrobas, hasta el punto de que he preferido echar a un lado la mayor experiencia de otros elementos. Aquí se los presento.
Empiezo por Yadier Álvarez, un derecho perteneciente a los Dodgers que ha intervenido en el Juego de Estrellas Futuras. Se trata de un matancero de extremidades larguísimas cuya recta se sienta en 94-97 y ocasionalmente llega al triple dígito.
Reportes de scouting señalan que lanza con tanta facilidad que su velocidad sorprende a los bateadores. En cuanto a su slider (86-88 mph), algunos sostienen que sería de 70 puntos si mejora en materia de control, que es su punto neurálgico: en 2017, Álvarez promedió 6.8 bases en siete aperturas en Doble A, aunque enmendó la situación con 9.8 ponches por partido.
Sigo con Michel Báez, el gigantón de 2.03 metros que ha pasado con 12.6 K/9 por los niveles Rookie y Clase A de la organización de los Padres.
El diestro mayabequense, a quien le atribuyen la capacidad de asumir como pitcher 1-2 en una rotación, es dueño de una bola rápida que alcanza las 99 millas, dispone de una slider por encima de la media y debe desarrollar aún más las prestaciones de sus disparos en curva y cambio.
Otra de mis elecciones es el zurdo Adrián Morejón, también de Mayabeque y vinculado con San Diego. De apenas 19 años cumplidos, ha tocado las 96 mph y estabiliza sus envíos entre 91 y 93, con impresionantes indicadores de comando para su corta edad (2.3 BB/9 en 13 aperturas en 2017).
Obviamente, a medida que su físico madure es de esperar que mejoren sus parámetros de velocidad, así como la efectividad de su curva, cambio y cambio en knuckle.
El cuarteto lo cierra el pinareño Vladimir Gutiérrez, muy recordado por sus apariciones en recientes Series Nacionales.
Ahora ligado a Cincinnati, el diestro se mostró inconsistente en Clase A Avanzada el año previo (7-8, PCL de 4.46), pero de todos modos sentó cartas credenciales al imponer una tasa de ponches-boletos de 4.95 apoyado en rectas de 94-97 millas, variaciones de ángulo y una slider dañina aunque –aseguran los expertos- perfectible.
Con estos hombres me iría yo a la guerra del Clásico dentro de un trienio. Creo que para entonces habrán optimizado ya sus armas y estarán por encima de la oposición de lanzadores más curtidos como Ariel Miranda (Seattle) y Odrisamer Despaigne (Miami), y también de otros elementos en ascenso como Rogelio Armenteros (Houston), de magnífico tránsito por las Menores; el siniestro Cionel Pérez, militante en la misma franquicia; o los jóvenes cañoneros Osvaldo Hernández (San Diego) y Johan Oviedo (Cardenales).
Muy pronto estaré analizando el área de relevistas.
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