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Diez niños quedaron huérfanos de los matrimonios evangelistas que perdieron la vida en el accidente aéreo

"Esperamos que la Iglesia siga adelante, esto ha sido un golpe tremendo pero nos vamos a reponer".

Funerales de pareja de creyentes en Las Tunas © ACN
Funerales de pareja de creyentes en Las Tunas Foto © ACN

Este artículo es de hace 5 años

Holguín (Cuba), 23 may (EFE).- Unidos "en el amor y el dolor", los religiosos cubanos afrontan el vacío que dejan los diez matrimonios pastorales fallecidos en el desastre aéreo del viernes pasado, una pérdida "irreparable" para la comunidad evangélica de Holguín (este), la provincia más afectada por el siniestro.

"Este ha sido un momento difícil, porque los veinte hermanos regresaban a casa de un retiro de matrimonios donde participaban 72 parejas", explicó a Efe Héctor Rafael Ortiz, reverendo de la Iglesia del Nazareno, a la que pertenecían los fallecidos.

El resto de los participantes en el retiro está todavía "muy afectado" porque lo que pretendía ser una celebración se convirtió en una pesadilla al ocurrir una de las peores catástrofes aéreas en la historia del país caribeño.

Tras el trágico accidente en el que murieron 111 de las 113 personas a bordo del vuelo DMJ972 de Cubana de Aviación -100 de ellos cubanos-, la comunidad de Holguín ha quedado "devastada" debido a que "ha llevado la peor parte" en el siniestro, donde murieron 67 de sus hijos, insistió Ortiz.

"Todos nos han dejado un vacío bien grande, un dolor inmenso. Eran personas bien allegadas, no solamente queridas en la iglesia, sino en la comunidad. Nos han dejado a 10 niños huérfanos, de los cuales ahora nos hacemos cargo tanto la Iglesia como el Gobierno de la isla", aseguró.

Los evangelistas, líderes en sus congregaciones y personas "de tremenda talla moral", son despedidos en velatorios masivos, realizados en Holguín a medida que sus cuerpos son identificados en La Habana y devueltos en urnas a su tierra natal.

En cada velatorio y sepelio no faltan las fotografías de los fallecidos, y en muchos casos también sus retratos de boda.

El funeral este miércoles de la ingeniera María Salomé Sánchez y su esposo Manuel David Aguilar arrancó lágrimas a las decenas de personas que los acompañaron a su lugar de descanso final, en el cementerio de la ciudad de Holguín, donde Sánchez dirigió importantes obras de construcción civil.

Protegidos del despiadado sol caribeño bajo paraguas, allegados, vecinos, y miembros de la iglesia arroparon al hijo adolescente de la pareja, abrazado a la urna con las cenizas de su madre.

"No nos sorprendió que (María Salomé) dejara su trabajo de dirección para dedicarse al ministerio (religioso). Ella creía que entregar su vida al servicio de los demás era lo correcto", contó entre lágrimas Graciela, una excompañera, devastada por "el estado en que está la familia y el hijo de ambos".

La decena de menores que han quedado huérfanos por la muerte de los diez matrimonios se ha convertido en "una de las prioridades ahora para todos", destacó Ortiz.

Los niños y adolescentes están atendidos por un equipo de psicólogos y especialistas, unos en sus propios hogares y otros en casa de hermanos de fe de sus padres fallecidos, porque en algunos de los casos a estos pequeños no les queda otra familia carnal.

El reverendo agradeció el apoyo de Holguín, que "no ha mirado religión, no ha mirado nada y se ha volcado a las calles", colocando pequeños memoriales en las puertas de los templos, ahora sin pastor.

"Esperamos que la Iglesia siga adelante, esto ha sido un golpe tremendo pero nos vamos a reponer. Los cubanos estamos acostumbrados a sacar de las dificultades, fuerzas", aseguró Ortiz, quien resaltó además la presencia "en todo momento" de "hermanos de fe", desde que comenzaron a llegar los restos el domingo pasado.

Para el reverendo, miembro de la directiva de la Iglesia del Nazareno en la zona, "la iglesia cubana está unida, es una, no importa la denominación".

"Qué momento más especial que este para poder ofrecer solidaridad, acompañar a esas familias y estar en este momento en el que se suceden uno tras otro los funerales", explicó a Efe el pastor de la Iglesia Evangélica Getsemaní, Julio "Jimmy" Fernández.

El compromiso de las iglesias cristianas cubanas, comentó, está en "hacer todo lo que se pueda, no solamente ahora, sino después, con todos esos niños que quedan y no precisamente hoy o el mes que viene, sino que habrá muchos años para atender a todas esas familias".

Desde el viernes, en todo el país los cultos de oración, los rezos y las misas en los templos solo piden una cosa: fuerza y resiliencia en este momento tan adverso.

Según datos oficiales, en Cuba están inscritas en el Registro Nacional de Asociaciones 52 iglesias protestantes y evangélicas, en las que trabajan más de 1.500 pastores y ministros, y que se congregan en más de 900 templos y 1.640 casas de culto.

A los religiosos los "está uniendo el amor y el dolor", coincidieron los pastores Ángel Estupiñán, de la Primera Iglesia de Dios, y Ernesto Bazán, de la Confraternidad de iglesias Bautistas de Cuba, para quienes es importante "abrazar, acompañar y honrar la pena".

"Aunque será un tiempo largo, este no es el que sana las heridas, sino el apoyo y la fortaleza que Dios da", insistieron.

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