El parque infantil de la ciudad avileña de Morón es un completo culto a la indolencia. Las autoridades ordenan levantar parques dondequiera que hay un edificio en ruinas, pero no parece haber ningún plan para rescatar el que fue uno de los mayores atractivos de la ciudad.
El abandono es tal que las atracciones lucen como chatarra. La estrella, los botecitos y el carrusel son puro óxido.
El parque se ha convertido en un deprimente panorama de aparatos despintados, huecos y los últimos destrosos que quedaron de las intensas lluvias que arrojó la tormenta subtropical Alberto.
No son solo los aparatos los que están abandonados, también las cercas, aceras y bancos, que han sido destruidos o robados.
Mucha hierba y el crecimiento de pequeños arbustos son el resultado de años de desuso. Tras el paso del huracán Irma varios árboles fueron derribados y aún están ahí tirados en el suelo, a casi un año del fenómeno meteorológico.
El periódico local Invasor ha denunciado el total deterioro del parque donde jugaban los niños moronenses que hoy ya pasan de los 20 años y el cual el gobierno local no parece tener intención de recuperar.
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