La muerte de dos cachalotes cuyos cuerpos fueron encontrados en las costas de Guantánamo el pasado 29 de mayo continúa siendo un misterio para los científicos cubanos, quienes debido al avanzado estado de descomposición de los restos no han podido señalar con precisión las causas del hecho.
Hallados en la localidad sureña de Uvero, cercana al perímetro fronterizo de la Base Naval estadounidense, los cetáceos pudieron haber fallecido en alta mar o, por otro lado, habrían encallado cerca de la costa; en ambos casos, la fuerte corriente marina logró arrastrarlos hasta la orilla.
Los restos de los Physeter macrocephalus fueron avistados al Este de Boquerón (municipio Caimanera) por oficiales de la Unidad de Tropas Guardafronteras del Ministerio del Interior (Minint), operativa en esa zona.
Según recoge la prensa local, en el lugar se personó rápidamente una delegación provincial del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), y fue creado un equipo multidisciplinario para iniciar de inmediato las pesquisas in situ.
Los resultados de las investigaciones fueron recogidos en un Informe Técnico, el cual indica que uno de los cadáveres fue encontrado completo, pero en avanzado estado de descomposición y ubicado de forma paralela a la línea de costa, posición que revela que el animal fue acomodado por la corriente marina.
De la punta del hocico hasta la cola, el Physeter macrocephalus midió 13.7 metros de longitud y, por el volumen corporal, su peso se estimó entre las 32 y 35 toneladas. El 99% de su piel color gris-oscura se había extinguido, y solo lo cubría una densa capa de grasa. Tampoco existían estructuras como las aletas caudal, dorsal, ni las pectorales, por lo que no se pudo determinar su sexo.
A cinco metros del cuerpo se encontraron los restos óseos de otro animal de la misma especie, entre ellos dos mandíbulas inferiores con una longitud total de 2.9 metros de largo y 0.45 en el ancho de la base, tejido protector en pleno desprendimiento, y las camadas de dientes cónicos con un tamaño promedio de 12.7 centímetros de largo.
Por el estado de conservación de la osamenta y cero desgastes en los dientes, se determinó que era un animal muy grande y joven. Se logró extraer dos piezas de la mandíbula, con pesos promedios de 200 gramos, indicó el reporte.
En ese tramo costero, sitio natural de recalo influido por la corriente marina, se encontró significativa cantidad de diferentes tipos de desechos, dispersados por la marea sobre una extensa área de manigua y uveral.
El informe técnico subrayó además que “por las evidencias concretas de un probable varamiento, la aparición fue un recalo de animal muerto, de cuyo deceso tampoco se tuvieron probables evidencias, ya que el mismo estaba en un estado avanzado de descomposición”.
Teniendo en cuenta el volumen, elevado peso y putrefacción, además de lo remoto e inhóspito del lugar, el equipo de investigación decidió que, al no existir interferencia con población humana cercana, que ambos restos debían ser dejados a cielo abierto, para ser consumidos por animales carroñeros del medio acuático y el terrestre.
Una vez concluya ese proceso, los científico cubanos rescatarán las osamentas y las trasladarán hacia una de las dependencias del Citma.
Por su condición de archipiélago, en Cuba es normal el avistamiento de los cachalotes y se reportan hasta la actualidad más de 15 recalos y varamientos, así como avistamientos reportados formalmente cada año.
Según reseñan medios locales, los cachalotes tienen poblaciones residentes en las áreas marinas de Cuba y están contempladas entre las especies en peligro de extinción. Ostentan el récord en buceo en apnea, ya que pueden descender hasta los dos mil 800 metros de profundidad por 90 minutos de inmersión, y allí se alimentan del calamar gigante, su dieta predilecta.
Son las ballenas odontocetis (con dientes) más grandes del mundo, pueden alcanzar un tamaño de hasta 20 metros de longitud y pesar entre las 57 y 62 toneladas.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: