El Primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Salvador Valdés Mesa, durante un recorrido por la ciudad de Santa Clara cometió lo que algunos han catalogado como “una pifia” en su diálogo con la prensa. Hizo algunas aseveraciones que luego, sobre la marcha, trató de enmendar.
Tras un recorrido por algunas obras sociales recién inauguradas y otras que se han proyectado concluir en homenaje al 26 de julio, el vicepresidente fue claro en su llamado de no dedicar los ingresos del territorio a invertir en “lo social”.
Pifia conceptual o extrema franqueza, no lo sabemos. Según las palabras textuales reproducidas por la emisora CMHW Valdés Mesa dijo: “Todo este ingreso no se puede dedicar a lo social, tiene que ser para obras donde el capital se recupere”.
Luego se refirió a una de esas obras como si debiera ser la excepción y no la regla: “Fuimos al campamento de pioneros, y bueno ese es presupuestado, subsidiado, pero hay que invertir para recuperar el dinero”.
Posteriormente el vicepresidente trató de darle otro sentido a sus palabras diciendo que, por supuesto, todo lo que se recaudara podría dedicarse a obras sociales en el futuro, en educación, salud, y todo cuanto sirva para garantizar el bienestar del pueblo.
En otro momento de su intervención aseguró que el país tiene una “situación financiera muy tensa”, de modo que desde los municipios hay que elevar el nivel de gestión, para que sean sostenibles. A la vez aseguró que con la reforma constitucional en curso se les dará mayor autonomía a los diferentes territorios del país.
De manera similar a como aconteció hace algunos días en el oriente cubano, durante la visita de Díaz-Canel y Valdés Mesa, por Santiago y Granma, ahora en Villa Clara el binomio presidencial chequea proyectos y obras en ejecución, o se pasea por instituciones relativamente destacadas.
“Van a los lugares donde las cosas están bien, pero aquí no vienen. Debieran darse una vuelta por aquí para que vieran como está viviendo el pueblo”, comenta desde su casa de cartón, Maritza, una santaclareña que vive a la vera de la Plaza del Che, en uno de los barrios más marginales y pobres de la ciudad.
Ella está segura de que nadie invertirá en su casa.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: