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Cárcel para una decena de personas acusadas de proxenetismo en Sancti Spíritus

La Policía detecta tres focos de prostitución en la provincia: en Sancti Spíritus, Trinidad y Cabaiguán. Quienes ejercen tienen entre 13 y 25 años.

Centro de Sancti Spíritus. © Escambray
Centro de Sancti Spíritus. Foto © Escambray

Este artículo es de hace 5 años

En lo que va de año al menos diez espirituanos han sido condenados a entre uno y cuatro años de prisión por proxenetismo, aunque también han caído trabajos correccionales sin internamiento. Es casi la misma cifra registrada en todo el año pasado (12).

Según informa el diario local Escambray, la Policía ha detectado tres focos de prostitución en la provincia. Están en Trinidad (La casa de la música, la discoteca Ayala y El rincón de la salsa); en Sancti Spíritus ( La vallita, el Karaoke, la discoteca de Rancho Hatuey y la de Los Laureles, y la Quinta de Santa Elena) y en Cabaiguán (Las Cubanitas, el Paseo y el Rumbo El drago).

A Trinidad acuden a prostituirse muchachas de Villa Clara, Las Tunas, Ciego de Ávila, Santiago de Cuba y Mayabeque. Cuentan, según la Policía, con los dueños de las casas que se alquilan a turistas. Las sanciones que se han aplicado a esos cuentapropistas van desde la retirada de la licencia hasta el decomiso de la vivienda. Se les acusa de participar en "la cadena del proxenetismo".

El rotativo oficialista dibuja un perfil claro de quien ejerce la prostitución en la provincia: son jóvenes de entre 13 y 25 años y cobran entre 125 pesos y 50 CUC por favores sexuales no sólo a extranjeros: también a cubanos con alto poder adquisitivo o residentes en el extranjero, de visita en la Isla.

Los menores detectados en el mundo de la prostitución en Sancti Spíritus, explican desde la PNR, suelen estar al cuidado de abuelos o bisabuelos y tienen entre 13 y 16 años.

Los carros de turismo paran en las puertas de sus casas o se les ve coqueteando con extranjeros en El Nenúfar, un centro cultural en el que conviven los juegos infantiles con la venta de bebidas alcohólicas.

El mayor Yainiel Lobato Leal, primer oficial del grupo de enfrentamiento a la prostitución en Sancti Spíritus, asegura que las comisiones que se llevan los proxenetas las pagan los clientes y no las prostitutas. Además, los contactos ya no son vis a vis en la calle sino que el proxeneta facilita a los interesados los teléfonos de sus contactos en el mundo de la prostitución o los clientes tienen esos números y solicitan los servicios cuando quieren.

Quienes ejercen la prostitución se pegan un papel en el empeine del pie con el precio de sus servicios sexuales: 20, 30, 40.

Los jefes de sector de Sancti Spíritus dan seguimiento, actualmente, a una veintena de personas dedicadas a la prostitución en la provincia. La oficialista Federación de Mujeres Cubanas (FMC) se encarga de buscarles trabajo en pesos cubanos e invitarlas a talleres y conferencias. Las que terminan en prisión "reciben un tratamiento diferenciado encaminado a la reeducación", afirma el diario oficialista.

Jorge, un joven que se dedica a la prostitución, explica sus razones: salió del closet y su familia lo echó de casa por lo que tuvo que buscarse la vida solo. Él elige travestirse porque "una peluca y un tacón jalan más que un maricón". Su experiencia le dice que "para luchar hay que travestirse porque los puntos buscan a los que van vestidos de mujer".

Según explica, la mayoría de los travestis que conoce son muy jóvenes y su media de edad está entre los 18 y 25 años. No son sólo de Sancti Spíritus. "Vienen pajaritas de Cabaiguán, Jíquima, Jarahueca, La Güira, Jatibonico, La Sierpe y hasta de Placetas".

Cobran 5 CUC por contacto sexual. Los 'puntos' suelen contactarlos en la oscuridad y lo hacen en carros estatales, bicicleta o a pie. "Nos vamos para abajo del puente de la terminal o para edificios y casas en construcción o para las afueras del estadio”.

Una encuesta del Centro Provincial de Prevención ITS/VIH/Sida asegura que casi el 11% de los nuevos casos de sida detectados en la provincia se han registrado en personas que tenían sexo transaccional ocasional o sistemático y el 35% de ellos tuvo contactos homo-bisexuales.

Carla tiene 18 años y se dedica a la prostitución en Sancti Spíritus. Sus amigos dicen de ella que sus piernas se abren más rápido que un abanico. Ella no sabe con cuántos hombres se ha acostado ya. Sus padres están al tanto de cómo se gana la vida.

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