Las crisis de alergia son muy frecuentes, las mismas se producen por hiperrespuestas del individuo a diferentes estímulos que se encuentran en el ambiente que lo rodea.
Se trata, por ejemplo, de enfermedades respiratorias como el asma y la rinitis, dermatológicas como la dermatitis atópica y otras enfermedades de la piel y las alergias a medicamentos como los antibióticos y antinflamatorios.
Otras afecciones frecuentes son las relacionadas con exposiciones profesionales como la de los trabajadores de la salud al látex, los carpinteros y panaderos al polvo de madera y de harina de trigo, respectivamente y los trabajadores de la industria farmacéutica a los fármacos que elaboran, etc.
Si tomamos en cuenta que el asma se ubica dentro de las diez enfermedades de mayor prevalencia en Cuba y que mucho puede hacerse desde la atención primaria de salud, especialmente su detección y atención temprana, comprenderemos que son los médicos de familia y los alergólogos los que deben estar conscientes de la necesidad de recuperar y contribuir con la rehabilitación inmunológica y social de quienes padecen alergias para que puedan convivir sin dificultades en su entorno.
En el verano el incremento de las lluvias, la humedad ambiental, la proliferación de mohos, hongos, ácaros, el polvo, hacen que las crisis de alergias sean aún más frecuentes.
También debe prestársele especial atención al consumo de alimentos mal conservados o elaborados en instalaciones turísticas, playas o en establecimientos estatales o privados.
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