En estos días los cubanos no paran de hablar del calor tan fuerte que les afecta, en las casas, en las guaguas, en los centros de trabajo, en las calles... Llegaron a decir que a la Isla la afectaba una ola de calor, aunque los especialistas explicaron luego que esto no era posible.
Los especialistas apuntaron que "sumamente improvable" que un fenómeno de este tipo se pueda dar en Cuba, "pues la brisa marina siempre será un factor atenuante para que no se registren escenarios tan extremos, a lo cual se suma el usual refrescamiento de la atmósfera causado por las típicas lluvias de las tardes veraniegas".
Con el verano, las altas temperaturas han llegado para que los cubanos estén, como se dice, "sofocados".
A lo largo de los años, la respuesta al calor -al menos en La Habana- ha sido escaparse a Coopelia, la heladería fundada en 1966.
Coopelia es quizás el sitio más anhelado y más criticado de Cuba: nos hemos pasado el tiempo qujándonos hasta el cansancio de la poca variedad de productos, del robo de los trabajadores, de que no entra chocolate, de que las bolas de helado son cada vez más chicas, y aún así, todos hemos vuelto a hacer la fila para refrescar.
Nuetros padres, quizás hasta nuestros abuelos, nos cuentan de esa época de lujo en que había hasta 16 sabores distintos a la venta. No obstante, los que nacieron desde el Período Especial a la fecha no pueden dar fe de esto.
Pero el Coopelia, sin dudas, es un lugar en La Habana que nadie ha dejado pasar por alto: si no eres de la capital pero vas algún día, seguramente te habrás llegado; si estudias en la Universidad y no cuentas con mucho dinero para paliar el hambre, seguramente te habrás ido a Coopelia; si estás en pleno 23 y L y observas que la cola es corta, en algún momento te habrán sentido tentado y has decidido entrar.
Es, indudablemente, de esos lugares míticos de La Habana.
Y más mítica aún es su enorme cola, las famosas colas para entrar a Coopelia, donde la gente se quiere colar, guardar espacios para hasta 15 amigos, discutir por un turno, enfadarse porque, de pronto, te anuncian que se acabó... el chocolate.
Per estos días, si de algo sirve la cola de Coopelia, es para atestiguar el gran calor que padecen los cubanos en la Isla.
Bajo este sol de julio, y el que les espera en agosto, los cubanos tendrán que resignarse. No queda de otra. O se van a la playa, o se lamentan del calor, o se van a Coopelia.
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