La familia cubana tiene cada vez menos espacios económicos para su recreación

Para las familias en Cuba es un verdadero problema la recreación en la época veraniega, mucho más si tienen niños.

Según un reportaje del diario Juventud Rebelde, solo quedan unos pocos lugares adónde llevar a los más pequeños a pasar un buen rato, como el Zoológico, el Jardín Botánico y el Acuario Nacional, además de algún que otro parque de diversiones.

Mayra Alonso, una abuela de 62 años de edad, recuerda antiguas opciones con que se distraían los pequeños en las vacaciones.

“Con el tiempo se han perdido los tan populares campamentos de pioneros, las piscinas públicas, las matinés infantiles en los diferentes municipios de la ciudad. Ya tampoco se escucha música infantil en ninguna parte, no sé si es porque no se pone o porque ya ni siquiera se hace”, se quejó.

En opinión de Reina Oviedo, de 43 años de edad, el problema no se reduce solo a la oferta, sino al precio de los servicios.

“Los niños no entienden de economía familiar, quieren probar todas las chucherías, montarse en los aparatos, en los ponis, en las bicicletas acuáticas en la playa y ese es un lujo que, con buena suerte, podemos darnos la mayoría de los cubanos una vez al año”, se lamentó.

Recientemente se reabrió en la capital Río Cristal, un complejo recreativo ubicado en la avenida de Rancho Boyeros, en la capital, que cuenta con piscina, restaurante, cafetería, dulcería y otros servicios sala de navegación, un Joven Club de Computación y Electrónica y varias zonas wifi.

“Me daba mucha tristeza pasar por aquí y ver en lo que se había convertido Río Cristal; solo funcionaba la piscina y a veces. El resto estaba casi en ruinas…”, expresó Roberto González, de 56 años de edad.

Según Alfonso Muñoz, director de la Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana, la falta de mantenimiento provocó el cierre de muchas de las instalaciones de Río Cristal hace varios años.

“Luego la empresa Recreatur comenzó el proceso de recuperación, pero debido a cuestiones organizativas no continuaron la obra. Aunque no ofrece servicio de alojamiento, el gobierno decidió pasar el complejo a nuestra empresa. Lo recibimos a principios de julio de 2017 y lo reinauguramos el 31 de ese mes”, dijo.

Para entrar al complejo no hay que pagar, pero bañarse en la piscina cuesta (salvo para los niños, que es gratis) 60 pesos a consumir 40, en los que se incluyen un bufet de cinco alimentos, un líquido y el almuerzo.

El diario oficialista agrega que Río Cristal es una excepción en el panorama recreativo de la Isla, e insta a la recuperación de otros lugares que hoy están en ruinas.

“Es muy triste –afirmó Dagoberto Estrada, un padre de 32 años edad– que a nuestros hijos o nietos les pregunten por sus vacaciones en la escuela y la respuesta sea que vieron la programación de verano o que jugaron con los amiguitos del barrio. Ellos también necesitan ampliar sus conocimientos e imaginación, interactuar con otros niños, divertirse y comer chucherías. Somos del campo y esta es la primera vez que mi niña, Lucía, de nueve años de edad, juega en un parque inflable”, concluyó.