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Restauran la misma farmacia que fue allanada en 1959

La botica de Campa es reconocida entre los pobladores de Santa Clara como la más importante de todas cuantas existen en la ciudad.

Farmacia de Campa © Santiago García Abreu
Farmacia de Campa Foto © Santiago García Abreu

Este artículo es de hace 5 años

En varios espacios periodísticos se informó que el pasado 13 de agosto, se reinauguró tras un meticuloso proceso de restauración, una emblemática botica villaclareña, pero muchos desconocen que ese mismo inmueble fue allanado en los primeros días de 1959.

La farmacia de Campa es reconocida entre los pobladores de Santa Clara como la más importante de todas cuantas existen en la ciudad. A ello contribuye su céntrica ubicación, entre la calle Luis Estévez y el propio boulevard de la capital provincial, pero también la larga tradición e historia de ese inmueble, uno de los más viejos de su tipo en el territorio de la antigua provincia de Las Villas.

Foto: Santiago García Abreu

Se trata de un establecimiento proyectado y construido tomando en cuenta la función que cumpliría, y no como otros espacios que fueron readaptados luego para ser usados como boticas. De ahí que se trate de un inmueble con indudables valores patrimoniales que dan testimonio de la historia farmacéutica cubana.

A pesar del deprimente estado constructivo en que se encontraba sumida esa farmacia, nunca perdió su adusto esplendor. El inmueble conservaba una elegancia particular, más allá de las filtraciones del techo, del abatido mostrador o el abandono de los anaqueles de maderas preciosas donde reposaba el exiguo instrumental europeo y norteamericano que logró sobrevivir al paso de los años y la indolencia humana.

Y es que la afamada botica un día fue presa del arrebato y el odio. Algunos recuerdan todavía la destrucción que sacudió a la entonces capital de Las Villas en los primeros días de 1959. Una abuela santaclareña dice acordarse perfectamente de aquel entusiasmo salvaje que se vio exacerbado por la huelga general revolucionaria convocada por Fidel Castro.

Milagros era una joven morena dedicada a la instrucción de señoritas, y recuerda con amargura algunos episodios de aquellos años, como fue la sustracción y desaparición de la gigantesca escultura de mármol que le estaba dedicada a la Purísima Concepción, y que hoy preside la nave central de la catedral de Santa Clara, tras ser desenterrada luego de muchos años de secreta sepultura. Pero esta abuela dice que nada le impactó tanto como el saqueo de que fue objeto la farmacia de Campa a donde acudía con su madre desde que era una niña.

Foto: Santiago García Abreu

“Yo simpatizaba con los rebeldes, pero cuando vi aquello no pude contenerme y empecé a gritarles que pararan. Tiraban abajo todos los frascos de vidrio y porcelana, destruían y se llevaban estatuillas de bronce, espejos, lámparas y relojes. Estaban arrasando con la farmacia con un odio que realmente yo no podía comprender”, explica la anciana con total claridad a sus 84 años.

Hoy, si bien la historia oficial recoge que durante esas jornadas se destruyeron los casinos y las salas de juego, o los negocios de los colaboradores más cercanos al gobierno de Batista, no refiere la profunda e injustificada destrucción que sacudió a varias instituciones, y el daño que causaron al patrimonio nacional aquellos vándalos que destrozaban bajo el auspicio tácito de la revolución.

El pasado 13 de agosto, y en homenaje al desaparecido Fidel Castro, las autoridades políticas de la provincia se congratularon por la reinauguración de la farmacia de Campa tras un proceso restaurador valorado en 167.000 CUC, y que le devolvió parte de sus antiguos atractivos a la fachada y el interior de la botica. Sin embargo, los armarios siguen vacíos ante la declarada escasez de medicamentos, o bien porque los pocos fármacos del presente lucen anacrónicos y exiguos sobre los anaqueles de madera recién pulida.

Quizás los dirigentes que se congratulan ante la restauración capital de este viejo dispensario desconozcan aquellos episodios lamentables del pasado; pero algunos abuelos como Milagros se niegan a olvidar a pesar de los años.

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