El zurdo Rodovaldo Esquivel es de esos hombres que, por obra y gracia de la desmemoria, caen resignados en las oscuras manos del olvido. Le dedicó la vida a la pelota, pero ahora ni siquiera se acerca al estadio.
A lo largo de casi toda la década del setenta, Esquivel se encaramó en los montículos pinareños y desde ellos lanzó unos 700 episodios con saldo final de 2.64 limpias por juego completo. Después se fue 11 años a la EIDE, y relata que por sus manos han pasado jugadores como el pitcher Liván Moinelo (hoy en el campeonato elite de Japón) y el receptor Lorenzo Quintana, vinculado con los Astros de Houston.
“Pero ya no voy al Capitán San Luis, a pesar de que vivo a pocas cuadras. No soporto ver perder a Pinar del Río”, confiesa.
¿Cuál es la mayor diferencia entre la pelota de tu tiempo y la que se juega hoy en Cuba?
-Mi época era una época hermosa. Yo me acuerdo que cuando nos dieron nuestros primeros trajes, dormimos vestidos de peloteros. La emoción que sentimos no te la puedo describir. Entonces se jugaba con un amor que nada tiene que ver con lo de hoy: la gente lloraba por una derrota y hasta dejaba de comer. Ahora es muy distinto, los muchachos no sienten la ilusión que experimentamos nosotros. Creo que ya no se coge el deporte con la pasión de antes.
¿De qué recursos dependiste a lo largo de tu carrera?
-A mí la recta se me movía bastante, y tiraba screwball y curva. Además poseía buen control, algo que le debo a los excelentes entrenadores que tuve toda la vida.
¿Cuáles son los mejores recuerdos que te quedan del béisbol?
-El año que nunca olvidaré, 1978, cuando Vegueros ganó por primera vez. Y otra cosa: me voy a llevar el privilegio de haber jugado al lado de Casanova, Urquiola, Giraldo González, Fernando Hernández, Juan Castro, Rogelio García, Julio Romero, Jesús Guerra...
Pinar no ha podido recuperar el paso que lo hizo grande en las Series Nacionales. ¿Qué falta en el equipo?
-Eso lo tengo muy claro: en Pinar se necesita un reforzamiento del trabajo de los técnicos. Hay que vincular a los equipos con los entrenadores de más experiencia y conocimientos, para que la provincia no siga pasando malos ratos.
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