Ganador del premio al mejor cortometraje latinoamericano en el Festival de Mar del Plata, El cementerio se alumbra fue producido por la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV), en San Antonio de los Baños, y dura catorce minutos, en los cuales se desarrolla una extraña historia de apocalipsis y resurrección.
Una planta de radio transmite que han caído La Habana y los pueblos cercanos. Cientos de jóvenes bailan en un búnker y un hombre susurra versículos de la Biblia en una estación ferroviaria. La vida estalla y se reafirma en una noche de muerte.
Dirigido por Luis Alejandro Yero, El cementerio se alumbra cuenta con un guion coescrito por él junto con la graduada en Bellas Artes chilena Natalia Medina, quien también se encargó de la fotografía. Yero nació en 1989, y es licenciado en Periodismo, además de la formación como documentalista en la EICTV. Yero ha realizado varios documentales exhibidos dentro y fuera de Cuba como Apuntes en la orilla, Años de entrega y Los viejos heraldos. En la actualidad, rueda su primer largometraje A la orilla.
Sobre El cementerio se alumbra escribió el catálogo del festival Olhar de Cinema que “imágenes aparentemente aleatorias se reúnen aquí para crear poco a poco una sensación de que los espacios de la vida y la muerte están físicamente siempre uno al lado del otro. La película del cubano Luis Alejandro Yero utiliza estas secuencias para mostrar un pathos sobre esta proximidad en las relaciones establecidas entre lo que se va y lo que se queda, como una estación de tren donde se confunden las llegadas y las salidas”.
El cementerio se alumbra fue exhibido con éxito, a lo largo de este año, en la Muestra Joven, Documenta Madrid y en el ya mencionado Olhar de Cinema, Curitiba International Film Festival, antes de lograr el importantísimo reconocimiento en Mar del Plata, uno de los festivales más importantes del área latinoamericana.
Yero dirigió también uno de los dos únicos documentales cubanos seleccionados para concursar en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: Los viejos heraldos, que en 23 minutos habla sobre Tatá y Esperanza, quienes han llegado, casi, a los noventa años, y atestiguan en silencio el fin de una era, como dos faros sobrevivientes de tiempo remoto.
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