El Miami Marine Stadium, obra de un arquitecto cubano y que desde hace décadas está en desuso, será sometido a un proceso de restauración y rehabilitación para devolverle su utilidad como espacio de eventos de diferente tipo, gracias a un proyecto financiado por la ciudad de Miami.
Según la agencia AP, el ayuntamiento invertirá 42 millones de dólares en la instalación, junto a la cual se creará además un parque de uso mixto. “Queremos que este sea un espacio exclusivo", dijo el jefe de diseño urbano del municipio, David Snow, en una reunión pública concebida para sondear la opinión de los residentes.
En opinión de Snow, la ciudad cuenta hoy con los medios para emprender la restauración del estadio, que salió de los planos del entonces joven arquitecto Hilario Candela y fue inaugurado en 1963.
El espacio acogió cientos de espectáculos deportivos y algunos eventos de otro corte, como un mitin en que el republicano Richard Nixon buscó en 1972 apoyo para su reelección, o presentaciones de la cantante Whitney Houston y del grupo Queen.
Para el funcionario, ha llegado la hora: “Hemos estado esperando esto desde 1992”, dijo, en alusión al año en que el huracán Andrew golpeó con fuerza el estado de la Florida y ocasionó daños al estadio.
Declarado sitio histórico gracias a los esfuerzos del Friends of Miami Marine Stadium –un grupo que logró ese reconocimiento para la instalación en 2008–, el deterioro ha sido su signo todo este tiempo, algo visible en sus espacios desolados, su oxidado mobiliario y el abundante graffiti en sus paredes.
Un estudio de 2012, sin embargo, trajo la buena noticia de que la estructura del edificio se mantiene sólida. La aseveración fue confirmada cinco años después por Wiss Janney Elstner, la misma firma que ha supervisado la restauración y el mantenimiento estructural de la Ópera de Sydney, Australia.
Una vez decidida la restauración del inmueble, la firma Heisenbottle Architects ha sido elegida para supervisar el proceso, que debe culminar en 2020.
Según su presidente, Richard Heisenbottle, la idea, una vez restaurado el edificio, es que los visitantes acudan no solo en caso de eventos, sino también a disfrutar de las vistas del horizonte de Miami y la Bahía de Biscayne.
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