Un vuelo de Southwest Airlines, con 117 personas a bordo, aterrizó con un parabrisas roto en el Aeropuerto Internacional de Kansas City (Kansas), en la noche de ayer martes. No se reportaron heridos, y las autoridades aeroportuarias aseguran que no había carga peligrosa alguna a bordo.
Según funcionarios del Departamento de Aviación de ese estado, la aeronave ―un boeing 737 procedente del Aeropuerto Internacional Reagan, en Washington DC― consiguió aterrizar a salvo sobre las 6:30 pm, y no se declaró ninguna emergencia a bordo.
Cuando el avión iba descendiendo sobre el aeropuerto de Kansas City, se agrietó el panel exterior de la ventana de la cabina, en el lado izquierdo del avión.
Según un portavoz de la línea aérea, las ventanas de los aviones están diseñadas con múltiples capas, y la parte interior del parabrisas de la cabina se mantuvo completamente intacto en todo momento.
De momento el avión se encuentra fuera de servicio para una “reparación rutinaria".
El pasado mes de abril, Jennifer Riordan, una pasajera de 43 años, falleció en un vuelo de Southwest tras ser succionada fuera del avión, tras romperse una ventanilla como consecuencia de la explosión de una turbina de la aeronave.
En aquel caso, autoridades aeronáuticas estadounidenses confirmaron que trozos de metal y de otros materiales que impactaron en la cabeza, cuello y el torso de la pasajera, fueron la causa de su muerte.
Afortunadamente, este nuevo incidente de Southwest no ha generado heridos ni víctimas mortales.
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