En el municipio de Guanabacoa, en La Habana, hay un vertedero que recibe los desechos de entre seis y ocho manzanas. Está situado en la calle Candelaria, entre Versalles y San Antonio, y sus vecinos están viviendo una grave situación higiénica que los ha obligado a quejarse a la sección Acuse de Recibo, del diario Juventud Rebelde.
Relatan los afectados que esa vía es estrecha y a veces la basura ocupa más de la mitad de su ancho, camiones y ómnibus suben a la acera contraria para transitar y a veces han golpeado el poste eléctrico.
Los vecinos han denunciado a Salud Pública la acumulación de basura, que incluye escombros y restos de animales muertos, que han ocasionado la reproducción de ratones y moscas.
La solución que se ha dado al problema es el uso del mecanismo conocido como “palita”, el cual ha impactado varias casas, y ha destruido las aceras y la cerca de una carpintería del lugar.
Pese a que la delegada del Poder Popular ha tratado de encontrar una solución al problema ante el gobierno municipal y la empresa de Comunales, solo ha recibido como respuesta la indiferencia.
“Los vecinos de este lugar —afirman— no podemos seguir viviendo en estas condiciones, y preocupados por posibles desenlaces traumáticos”, afirman los remitentes de la queja.
Lo que sucede en este barrio es habitual en toda La Habana. La ciudad necesita al menos 100 camiones (solo tiene la mitad) y unos 12.000 contenedores para erradicar las acumulaciones de basura que se extienden por sus 15 municipios.
El gobierno de Cuba ha negociado con empresas extranjeras el manejo de un sistema integrado de gestión de los residuos, situación que espera resolver antes de los 500 años de la urbe, en 2019. No obstante, aún no se ha concretado nada.
Recientemente países como Austria y Japón han donado vehículos recolectores de desechos.
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