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La "calle de la santería" en Santiago de Cuba

Algunos le llaman el «mercado de los encantos», o jocosamente y más reciente «mercado de Harry Potter», también «calle de la santería», pero la verdad es que casi todos la conocen como la «calle de la brujería»

Mercado de la santería en Santiago de Cuba © CiberCuba / José Roberto Loo Vázquez
Mercado de la santería en Santiago de Cuba Foto © CiberCuba / José Roberto Loo Vázquez

Este artículo es de hace 5 años

La ciudad de Santiago de Cuba, de calles tan famosas como la escalinata de Padre Pico y el Corredor Patrimonial Las Enramadas, posee una arteria que, aunque es bien conocida entre quienes habitan la suroriental urbe –y no todos admiten recorrerla–, no se encuentra en ninguna guía turística, tampoco se recomienda como un lugar atractivo o de esos imprescindibles a visitar.

Difícilmente un guía de turismo de una agencia estatal tomará de la mano al visitante y le llevará hasta ese sitio, tampoco habló de esa calle en ningún proyecto de reanimación por los aniversarios importantes de la urbe… “a veces creo que estamos aquí, pero si pudieran nos escondieran en un lugar donde nadie pasara”, comenta un vendedor.

Algunos le llaman el «mercado de los encantos», o jocosamente y más reciente «mercado de Harry Potter», también «calle de la santería», pero la verdad es que casi todos la conocen como la «calle de la brujería», pues ahí se vende cuanta planta, animal o producto se emplea en obras relacionadas con la religiosidad popular, para la protección, limpieza o para la maldad, prácticas muy efervescentes por estos lares.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

Está en la calle Moncada, entre Paseo Martí y Santa Isabel. Solo una cuadra, unos pocos metros que agrupan quioscos, no muy vistosos, pero cargaditos de todo aquello que usted pueda necesitar para hacer una obra, sin importar las intenciones o el objetivo de la misma. Aquí hay de todo… y si no lo hay, te lo buscan.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

Esta famosa arteria, más bien el pequeño mercado que alberga y todo el ecosistema que a su alrededor se teje, atrae la mirada de un investigador de la universidad de oriente que pretende singularizar esta calle a partir de la creación de un mapa sonoro, “los pregones de mercancías que son únicas, los sonidos de los animales que ahí se venden, el sonido propio de los hogares de esta comunidad que vive de puertas para fuera, todo ello conforma un mapa sonoro irrepetible en la ciudad”.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

Pero no solo el catedrático busca aquí la ciencia. El mismo espacio atrae, además, a la madre desesperada que anhela hallar consuelo en las prácticas religiosas cuando la salud pública no le da respuestas. También llega a estos predios aquella que busca el ingrediente especial para un resguardo, para quitarse el mal de ojo, la envidia del vecino o del compañero de trabajo, o hasta para hacer daño.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

Por aquí desfilan todos por igual. Nadie pregunta, nadie pide una carta de autorización, ni un carnet… ahí todos son iguales.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

“Usted entra por un coco o por una botella de miel, y si te descuidas sales con una paloma blanca, una gallina, cascarilla, y unas ramas «escoba amarga», «yo puedo más que tú», «vencedor», «amansa guapos», o cualquier otro matojo” comenta una vecina de la comunidad.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

Existen en la ciudad de Santiago de Cuba otros lugares dedicados a la venta de artículos religiosos, pero en ningún otro sitio se agrupan de esta manera, organizados en quioscos. Y lo mejor es que aparece de todo… y hasta te consultan ahí mismo.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

“Andaba con dos amigas caminando, buscando cosas. Nos topamos a un vendedor que le dijo a una que ella saldría del problema de su trabajo; a la otra, que hiciera todo lo que quisiera, pero que su marido no dejaría a la otra mujer. A ciencia cierta no sé si fue un recurso para que le compráramos productos a él o si verdaderamente vio cosas, la verdad es que a las dos se les cumplieron los presagios… todo eso pasa ahí en esa calle”, comenta un santiaguero.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

No todo lo que se vende en el mercado está a la vista. A veces el verdadero mercadeo ocurre detrás de las puertas, en las casas de la misma calle.

“Parece que hay cosas que ellos no pueden vender. Pero en las casas de por ahí hay de todo. Ahí venden algunos tipos de aceites especiales, o alcoholes, que no pueden comercializarlo, pero uno pregunta, que ellos tienen. Y entre col y col, te venden aceite para cocinar, huevos, latas de carne, carne de res, camarones, te repito, lo que tú quieras, ahí lo encuentras”, sentencia Alfredo.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

Antes de que la calle de la brujería existiera, estaban dispersos por toda la ciudad. Muy cerca de ahí, en el Paseo Martí, no obstante, existió una señora que le decían la china, que era la reina de toda hierba, animal o producto, “debían de realizarle algún homenaje escultórico a esta persona, era de apellido Hung. Ella tenía una oca que cuidaba su casa y el negocio. Era todo un personaje en ese mundo. Una escultura, por ejemplo, en el lugar, es una manera de dignificar este sitio, hacerlo más atractivo y que las personas lo asocien menos con cosas malas… en fin, ojalá y un día alguien se acuerde de nosotros”, comenta una vendedora.

Calle de la santería en Santiago de Cuba / CiberCuba

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.

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