Luego de una reparación que se hizo eterna y con intermitencia en los servicios que brindaban al público, reabrió sus puertas el Museo de Historia Natural Tomás Romay, para beneplácito de un público que ya estaba hastiado de visitar la instalación llena de especímenes con evidentes muestras de deterioro.
Considerado uno de los primeros museos de su tipo creados fuera de La Habana, luego de enero de 1959, el centro atrae hoy la mirada de curiosos por tener un ejemplar de dinosaurio, una jirafa y un cocodrilo, las tres nuevas atracciones que por sus grandes dimensiones provocan lo mismo asombro que espanto.
Ese fue el caso de Jorgito, un niño de siete años que por segunda vez visita el museo, luego de que la primera saliera muy decepcionado por encontrar animales mutilados, rasgados y sucios. Ahora, en cambio, tuvo gran miedo de ver un tiranosaurio de grandes dimensiones, unos 18 metros de altura, moviéndose y emitiendo ruidos.
Otros agradecen la presencia de estos nuevos atractivos, similares al dinosaurio que hace ya un par de años se instaló en el Parque Zoológico de la ciudad, que tanto asombro causó, aunque ya se encuentra hoy deteriorado por falta de mantenimiento, “esperamos que estos tres no sufran la misma suerte de abandono, porque volverá a pasar lo que hasta ahora, que ya nadie ni entraba aquí pues no había nada que ver”, comenta una santiaguera.
Tanto el tiranosaurio, el cocodrilo, como la jirafa, están hechos de material sintético y son controlados remotamente, y simulan detalles biológicos de estas especies, dos de ellas extintas hace millones de años, y son fruto de una donación realizada por la empresa Italiana ITALSAV.
Además de estas tres novedades, que se unen a otros animales disecados que existen en el Museo Tomás Romay, también hay dos salones con recursos tecnológicos que permiten conocer especies del período jurásico y llegar al fondo marino mediante la realidad virtual o aumentada.
Pantallas interactivas, mesas táctiles, nuevos teatros de variadas dimensiones -incluyendo uno para invidentes- área marina, otra de arqueología, completan las novedades del Museo de Historia Natural Tomás Romay, ubicado en la calle Las Enramadas, en Santiago de Cuba.
Con gran entusiasmo también se acoge hoy que funcione el planetario, uno de los pocos que existen en Cuba, y que recrea las constelaciones, el movimiento de los cuerpos celestes, etc., y que en los últimos años ha estado más tiempo cerrado que en funcionamiento.
“Me gustó mucho que por fin abriera, lo vi cuando era más joven; más nunca me pude empatar con el planetario funcionando, ya ni pensé que mi hijo lo iba a ver, pero aún hay salas que están cerradas, otra vez abre a medias el Museo, aunque con más cosas que antes, esa es la verdad”, comenta una madre santiaguera.
Las salas que aún hoy se restauran son las dedicadas a la botánica, medio ambiente, y la de arqueología aborigen cubana, donde se muestran varias especies de animales.
Inaugurado en el año 1966, el Museo de Ciencias Naturales Tomás Romay exhibe una variada muestra de la biodiversidad de la Isla de Cuba y, en especial, de la parte más oriental, y es considerado Monumento Nacional.
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