El inicio de campaña de Yandy Díaz ha sido, cuando menos, sólido. Menospreciado en Cleveland, el muchacho parece haber encontrado su lugar en el mundo en una franquicia de menor caché donde lo mismo actúa como leadoff que como cuarto hombre del line up.
Su línea ofensiva se resume en un magnífico OPS de .946, pero no es menos cierto que todavía es temprano para hacer comparaciones en esa clase de estadísticas que se concentran en promedios. Sin embargo, basta echar un vistazo a su casillero de jonrones para percatarse de que algo ha cambiado –y para bien- en el hijo de la inolvidable Araña de los Azucareros.
Este es el dato: en dos temporadas con los Indios, Yandy pegó un cuadrangular en 265 turnos oficiales; ahora, en Tampa, le han bastado 42 visitas para enviar tres bolas más allá de los límites del parque. Traducido suena inclusive más bonito: ha triplicado su producción con apenas la sexta parte de la materia prima.
De manera que el corpulento infielder de 27 abriles se ha convertido en un jugador rentable, y ya las miradas se le posan como moscas. Los analistas ponderan el mejoramiento de su ángulo de salida, y mientras Mike Petriello alaba la progresión mostrada, Anthony Castrovince lo designa como revelación del año en la antesala. En tanto, Fangraphs titula así su artículo: “El nuevo y excitante slugger de los Rays”.
Tal es el momento que vive ahora Yandy Díaz. Crucemos los dedos para que nada lo revierta.
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