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Proyecto de Naciones Unidas ejecutará un sistema de transporte bajo en carbono en La Habana

También se implementará, a nivel piloto, un sistema de bicicletas públicas.

Hombre friega su auto en Cuba. (imagen de referencia) © CiberCuba
Hombre friega su auto en Cuba. (imagen de referencia) Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Las autoridades cubanas han comenzado a ejecutar en La Habana el proyecto Neomovilidad, dirigido a implementar un sistema de transporte que sea bajo en carbono, informó el sitio oficialista Cubadebate.

El proyecto, que durará cuatro años, está financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y cuenta con el asesoramiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Según Soledad Bauza, representante residente del PNUD en la Isla, se trata de “una apuesta muy novedosa” que persigue sistemas de gestión más eficientes del transporte público, e incluirá además la implementación, a nivel piloto, de un sistema de bicicletas públicas.

Para la funcionaria, la capital tendrá la oportunidad de probar herramientas metodológicas que promueven la movilidad urbana sostenible y contribuyen a la mitigación del cambio climático.

Tatiana Viera, vicepresidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, órgano a cargo de la implementación del proyecto, señaló que este impondrá otros modelos de operación del transporte público, a los que el resto del país debe sumarse.

Ninguna de las funcionarias, ni la cubana ni la extranjera, hicieron alusión al elevado número de autos antiguos que circulan por todo el país, que andan con cualquier tipo de combustible y contaminan la capital.

Cuba es quizás uno de los pocos países donde los coches clásicos americanos fabricados en la década de 1950 siguen circulando intactos, al menos en apariencia. Ello es gracias a la creatividad del cubano, que ha logrado mantener en funcionamiento a antiguos Pontiac Chevrolet, Buick, Ford y Cadillac, entre otros.

Estos vehículos se mueven con inventos que van desde el reciclaje de neumáticos como pastillas de freno hasta motores sellados con la junta de una olla a presión, soluciones que, por supuesto, no son muy sostenibles ni contribuyen a la mitigación del cambio climático, pero que siguen ayudando a paliar las necesidades de los cubanos.

Este mes el ministro de transporte Eduardo Rodríguez, señaló que fracasó en La Habana el experimento para regular el transporte privado. Este programa, puesto en prácticas a finales de 2018, pretendía establecer una nueva clasificación del servicio de taxi en las modalidades de ruta, libre y de alto confort o clásico, y regular la adquisición del combustible a través de tarjeta magnética.

Por ahora, solo se conoce que la actual política de ordenamiento del transporte de pasajeros en la ciudad concibe como líneas estratégicas reforzar el transporte público, incentivar el uso del transporte no motorizado, por ser más sustentable, disuadir del uso del transporte individual y privado, por ser más contaminante, y lograr una gestión integral en la calidad del servicio.

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