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Venden salchichas “de forma controlada” en La Habana: diez por cada tres personas

¿De qué sirve vender controladamente algo que pocos pueden darse el lujo de comprar?

Salchichas vendidas a la población cubana © CiberCuba
Salchichas vendidas a la población cubana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Miriam tiene un problema que intenta ahora mismo resolver. De 45 años, la abogada se rompe la cabeza para saber qué hará con el paquete de diez salchichas que le vendieron ayer en la carnicería para ella y sus dos hijos.

“Creo que lo mejor es cocinarlos en salsa o usarlos en un arroz amarillo. De una u otra forma, me alcanzará solo para una comida. Me he puesto a sacar la cuenta y tocan tres perritos y un tercio por persona para tres meses. Es para echarse a llorar”, explica.

Tal como había anunciado a principios de junio el Ministerio de Comercio Interior (Mincin), el paquete de salchichas se vende a 24 pesos de forma controlada, por composición de núcleos, con anotación en la libreta de abastecimiento.

Para Miriam, es “una falta de respeto que de 1 a 3 consumidores den 1 paquete; de 4 a 6, 2 paquetes y de 7 o más, 3 paquetes. No solo porque lo vayan a vender trimestralmente, sino porque le hacen al mismo precio que en la red minorista, pero solo por 48 horas. O sea, que no es igual saber que cuando tengas 24 pesos irás a la tienda y te comprarás un paquete de perro caliente, que tener que inventar ese dinero en menos de 48 horas si no quieres perder el de la bodega.

“Yo pude comprar enseguida el paquete que me toca, pero sé que mucha gente no podrá y que habrá quien vaya después de las 48 horas a ver si le venden más ‘por fuera’. Estas son las meteduras de pata de quienes toman las decisiones, ‘desde arriba’, sin valorar justamente todos los problemas ‘de abajo’ y crean una matriz de opinión muy negativa. Antes lo hicieron con el pescado, ahora con las salchichas”, afirma la jurista de un bufete capitalino.

De acuerdo con lo que destaca Reinaldo, propietario de una pequeña cafetería, “los cubanos cuando no llegamos nos pasamos. Estas medidas de racionamiento son un mal necesario, pero no dejan de ser un mal. ¿Por qué tan caros los perritos? ¿Han pensado en la vida que les están dando a los carniceros que ya los están vendiendo ‘por la izquierda’? ¿De verdad pretendemos ser ‘equitativos’ y que no haya corrupción? ¿De qué sirve vender controladamente algo que pocos pueden darse el lujo de comprar?

“El resultado de una disposición así es que muchos ancianos dejan en la carnicería su cuota de perritos, en detrimento de su calidad de vida, mientras el astuto carnicero la utiliza para lucrar a cuenta de esos infelices, al venderles a otros los paquetes que los pobres jubilados tuvieron que desechar porque su pensión no les permite comprarlos.

“Es bueno que se distribuyan racionadamente algunos alimentos a la población, si es para que la mayoría alcance un poquito de lo poco que hay. Sin embargo, está pasando lo contrario. No es humano que se mida a todos los estratos sociales con la misma vara. No sólo un viejito no puede comprar algunos de los productos, hay trabajadores que tampoco podrán hacerlo”, asegura el cuentapropista de 51 años.

Según el Mincin, “estas distribuciones se realizan con el objetivo de acercar a la población la oferta que anteriormente se comercializaba en los mercados ideales” y acabar con “las indisciplinas que generan estas ventas. Además de esta distribución con frecuencia trimestral, las Cadenas de Tiendas Caribe y CIMEX continuarán ofertando salchichas en su red de unidades”.

En palabras de María Teresa, una maestra retirada de 67 años, “está bien que se normen productos en una situación como la actual o como la que se avecina, pero no se entiende la distribución de los perros calientes que hace el Estado porque a más de siete personas les corresponden tres paquetes, aun cuando en la libreta estén apuntadas 10, 15 o más personas.

“Está muy mal concebida la repartición por ‘composición del núcleo’ porque los núcleos en Cuba son muy diversos, no simples cantidades de consumidores. Las cantidades de comida por ínfimas que sean deberían ser por persona. Eso evitaría, incluso, conflictos familiares. ¿En cuántas casas cubanas las personas no viven por separado, pero bajo el mismo techo?

“Además, la comercialización dura solo dos días y en las tiendas el perro está perdido. Finalmente, los que tienen mucho dinero podrán comprar todo el que quieran, mientras otros no pudieron comprar ninguno. ¿Alguien se ha puesto a pensar en los precios? ¿Pensaron en los más necesitados, en los trabajadores a los que el salario tiene que alcanzarle para comida, medicina, aseo? ¿Pensaron en el pánico que se generaliza ante el ‘síndrome de la escasez’ que padecemos?”, dice la otrora profesora.

¿Alguien se ha puesto a pensar en los precios? ¿Pensaron en los más necesitados, en los trabajadores a los que el salario tiene que alcanzarle para comida, medicina, aseo?

La arrendataria privada Alina indica que la venta de las salchichas no necesita control ninguno porque su precio “es abusivo”. “Para nadie es un secreto que el hambre es mala consejera y la realidad es que muchos tendrán ingresos adicionales revendiendo toda la mercancía que los más pobres no podrán comprar.

“Están aquellas personas que no pueden pagar el paquete de perros que les toca, pero lo cogen para venderlo en 30 o 35 pesos y le sacan algo de ganancia. Así seguimos sin resolver el problema de la oferta y la demanda. A ti no te da el salario para comprar algo, pero yo que sí tengo el dinero te lo compro a ti o al carnicero o a quien sea que se encargue de revenderlo.

“Es imposible no alarmarse ante estas cosas porque el panorama no pinta de juego y no tiene arreglo. La necesidad va a empeorar la violencia en las calles y el aumento de los robos. Eso, seguro”, agrega la trabajadora no estatal.

Al respecto, añade el informático Julio, de 37 años, que “la venta controlada es una medida extrema que demuestra la incapacidad del Estado para garantizar la estabilidad y la cantidad necesarias de los artículos más elementales. La causa del problema es la disminución constante de la producción de alimentos, que no es de hace un año, sino de hace décadas y que ya ha llegado a su límite. Pensar que todo es parte de una ‘compleja situación financiera’ es una ingenuidad.

La venta controlada es una medida extrema que demuestra la incapacidad del Estado para garantizar la estabilidad y la cantidad necesarias de los artículos más elementales

“Cuando los encargados de tomar decisiones pasen un poco por lo que nosotros pasamos encontrarán verdaderas soluciones a nuestros problemas. Basta ya de echarle la culpa de todo al bloqueo estadounidense que es verdad que afecta, pero no como para estar así.

“Muchos se escudan en eso para justificar el mal procedimiento o simplemente la indiferencia y otros hasta obtienen ganancias como el pescador en río revuelto. Solo es necesario que las mentes retrogradas dejen de combatir el enriquecimiento. La crisis de hoy es culpa casi completamente del sistema”, concluye el ingeniero.

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