“Sería una locura que no podamos pasar del grupo cuando son tres los que pasan prácticamente”. La advertencia la hizo Lionel Messi una vez que Argentina empató ante Paraguay, y en pocas horas se sabrá si una sorpresa de esas dimensiones puede tener lugar en la presente Copa América.
La albiceleste apenas ha logrado un gol en dos partidos, y para colmo, por la vía del penal. El equipo se ha encomendado a las piernas y milagros del crack del Barcelona, pero la falta de esfuerzo colectivo y orden en sus líneas ha limitado a chispazos individuales la actuación del rosarino.
Este domingo, ante Catar, Argentina se juega el todo por el todo. El partido que tiempo atrás habría deparado un alarmante desequilibrio en las apuestas, ahora solo genera incertidumbre y aun temor en la tierra de los bicampeones del mundo.
César Luis Menotti no se anduvo con chiquitas para graficar el panorama: “Ni Cruyff ni Guardiola habrían dado hoy la vuelta a esta Selección”. El grupo luce falto de ideas y carácter, chato desde el portero hasta la delantera, y no parece disponer de otro argumento ganador que la presencia en sus filas del mejor jugador del universo.
Enfrente tendrá hoy al titular de Asia, uno de esos equipos con poco que perder y mucho que ganar. Lo dirige un hombre que salió de La Masia catalana, Félix Sánchez, y ya ha enseñado el arma de la velocidad como una de sus bazas principales, si no la primordial.
Con la espada pendiendo sobre su cabeza, el DT sudamericano Lionel Scaloni seguramente reforzará su calibre de fuego, juntando con Messi a Sergio Agüero y Lautaro Martínez. Paulo Dybala, una vez más a todas luces, no formará parte del once inicial.
Argentina, la segunda escuadra más ganadora de la Copa América con 14 festejos, nunca ha sido eliminada en la primera ronda de la competición.
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