Se cumplen cien años del nacimiento de Rubén González, uno de los más grandes pianistas entre la música popular cubana del siglo XX.
Rubén González es uno de los tantos músicos con talento que vivieron en Cuba por largo tiempo en la pobreza y en un olvido parcial. Sin embargo, en 1996, la música de González al piano se impulsaría nuevamente gracias al recién creado Buena Vista Social Club, proyecto al que fue invitado a participar desde el comienzo.
Este giro de la suerte motivado por su prestigio como artista, en sus 80 años, cuando su piano estaba al borde del colapso y Cuba vivía el Periodo Especial, le permitió viajar y dar a conocer su talento por diferentes partes del mundo.
Buena Vista Social Club, además de dar resonancia internacional a la música tradicional cubana, salvó del olvido a otras legendarias figuras como Ibrahim Ferrer, Compay Segundo y Pío Leyva.
Rubén González había realizado algunas grabaciones como solista antes de unirse al Buena Vista Social Club, pero bajo este grupo lanzó su primer álbum, Introducing Rubén González (1997), a los 81 años.
Tras la grabación del disco, comenzó a circular su música por Europa y América y muchos comenzaron a preguntarse la razón por la cual este pianista había estado en la oscuridad casi toda su vida.
González o El bonito, como le llamaban por los años cuarenta, nació en Santa Clara en 1919. Estudió piano en el conservatorio de Cienfuegos.
Durante su carrera, entre otras agrupaciones, tocó en la orquesta de Enrique Jorrín, creador del chachachá.
Este ídolo de la música cubana falleció en Cuba en el 2003. Omara Portuondo, entre otros grandes admiradores, acompañaron a la familia del pianista en su despedida.
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