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Diez razones para declarar Patrimonio Cultural de la Nación la obra de Fernando Ortiz

De esta manera el Estado y sus instituciones se comprometen a custodiar, preservar y promover la obra del científico cubano

Pintura retrato de Don Fernando Ortiz © Granma
Pintura retrato de Don Fernando Ortiz Foto © Granma

Este artículo es de hace 4 años

En una ceremonia ocurrida en el Aula Magna del Colegio Universitario San Gerónimo, se declaró la obra del cubano Fernando Ortiz Patrimonio Cultural de la Nación, justo cuando se cumple el aniversario 138 del nacimiento de un hombre que merece en justicia el calificativo de sabio en tanto tiene una obra considerable como etnólogo, antropólogo, arqueólogo, escritor, jurista y periodista.

Cuando se mencionan las instituciones cubanas involucradas directamente con la obra de Fernando Ortiz, se refieren a la Biblioteca Nacional José Martí, el Instituto de Literatura y Linguística, la Casa de África, el Museo Nacional de la Música y la Fundación Fernando Ortiz, cuyo presidente es el poeta, narrador y etnólogo Miguel Barnet.

Fernando Ortiz y Fernández nació el 16 de julio de 1881 en la esquina de San Rafael y Lucena, y murió en su casa de L y 27, en el Vedado, el 10 de abril de 1969. A continuación mencionaremos diez de las razones por las cuales se decidió que la obra del sabio cubano se considere Patrimonio Cultural de la Nación:

1. Por su labor investigadora es conocido como el tercer descubridor de Cuba, después de Cristóbal Colón y Alejandro de Humboldt, y sus investigaciones se concentran especialmente en la presencia africana en la cultura cubana, de modo que Fernando Ortiz fue, al decir de Miguel Barnet, “el primero en desentrañar la compleja madeja de la idiosincrasia del cubano”.

2. Por escribir el ensayo Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, que explica los orígenes y las causas de la economía dependiente de la Isla y sus vertientes políticas: el azúcar foránea y nociva, y el tabaco autóctono, emancipador y afrodisíaco. «Cuba no sería en verdad independiente sin que se libre de esa retorcida sierpe de la economía colonial que se nutre de sus campos, pero estrangula a sus gentes y se enrosca en la palma de nuestro escudo republicano, convirtiéndolo en un signo del dólar extranjero».

3. Por su aporte insustituible a la antropología cultural en tanto indagó en los procesos de formación histórica de la nacionalidad cubana e insistió en el descubrimiento de lo cubano a partir de la combinación de elementos extranjeros y autóctonos. «Un pueblo que se niega a sí mismo está en trance de suicidio», escribió en el prólogo a los Cuentos Negros de Cuba, de Lydia Cabrera.

4. Por su contribución extraordinaria al campo de las ciencias sociales en el siglo XX cubano, en tanto definió la categoría de transculturación, esencialmente sociológica, así como su concepto dinámico de la cultura, expresado en el lema que él inmortalizó: «Ciencia, Conciencia y Paciencia».

5. Por estudiar el modo de vida en los barrios periféricos cubanos a partir de las pautas trazadas por José Antonio Saco y Miguel de Carrión. Así elaboró sus tesis criminológicas en su texto primario Los Negros Brujos, de 1906.

6. Por utilizar en un sentido cultural, sin connotaciones racistas, el concepto de afrocubano, desde 1910, en sus trabajos Las Rebeliones de los Afrocubanos y Los Cabildos Afrocubanos. En ese mismo año, 1910, publicó Los Negros Esclavos, con una visión positivista de los hechos históricos relacionados con la esclavitud y la trata mercantil esclavista.

7. Por mantener una obra intelectual identificada con la cultura popular a partir de investigar en sus raíces, dentro de una concepción holística de la cultura. Porque, como dijo uno de sus más leales secretarios, el poeta y revolucionario Rubén Martínez Villena: «Cuando rueden al olvido piadoso los hombres que usaron máscara intelectual o patriótica y eran por dentro lodo y serrín, la figura de Fernando Ortiz, por toda la solidez de su talento y su carácter quedará en pie sobre los viejos escombros y será acogida por la juventud constructora para servir como uno de los pilares maestros sobre los que se asiente la nueva República».

8. Por asegurar que una de las fuentes de la idiosincrasia y la cultura cubanas es el mestizaje, en tanto afirmó, junto a José Martí, que no hay raza pura, pues todos los seres humanos, sin excepción, son mestizos que resultan de incontables cruzamientos. «La esencia de todo lo mestizo de las ideas engendra los abrazos de las culturas del mundo», expresó.

9. Por elaborar en sus textos el primer proyecto político moderno que la naciente república ofrecía en los años en que Cuba emergía de la guerra contra España y de dos intervenciones norteamericanas. En el ensayo Los factores humanos de la cubanidad, de 1949, Ortiz asegura: «Hay cubanos que no quieren ser cubanos y hasta se avergüenzan y reniegan de serlo». En ellos, «la cubanidad carece de plenitud, está castrada». No es suficiente, insiste Ortiz, «tener en Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte». Falta algo más: «son precisas la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser».

10. Por crear múltiples instituciones como la Sociedad de Folklore Cubano y la de Estudios Afrocubanos, y revistas que ya son clásicos de nuestra bibliografía, gestadas con prominentes figuras como José María Chacón y Calvo y Emilio Roig de Leuchsenring. Impulsó y presidió la Sociedad Económica Amigos del País, donde crea la Institución Hispano Cubana de Cultura y también fundó la Academia Cubana de la Lengua.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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