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Doctora Daily Coro Bueno: "En Cuba mueren pacientes por falta de medicamentos"

"La escasez de medicamentos golpea a enfermos crónicos, a farmacias y hospitales e igual ocurre con el instrumental necesario para atender a los pacientes. Por ejemplo, para determinadas arterias se necesita un instrumental específico, si no lo hay, el médico debe actuar con lo que tenga a mano, corriendo el riesgo de dañar arterias y generar trastornos al paciente"

La doctora cubana Daily Coro Bueno está en España tramitando su solicitud de asilo político © Cortesía de la entrevistada
La doctora cubana Daily Coro Bueno está en España tramitando su solicitud de asilo político Foto © Cortesía de la entrevistada

Este artículo es de hace 4 años

La doctora Daily Coro Bueno (Camagüey, 1987) está en España tramitando su solicitud de asilo político, tras haber sido asediada por fuerzas represivas del gobierno de la isla por su colaboración con el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) y por su actitud en Venezuela y Cuba, rechazando las imposiciones de ambos sistemas de salud para falsear estadísticas y vulnerar protocolos de tratamiento a pacientes.

Su diagnóstico sobre la Medicina cubana actual es diáfano: Una vieja con colorete y politizada, que no asume la pobreza que sufre la isla, donde hay pacientes que mueren por falta de medicamentos y otros que sufren trastornos por la falta de medios técnicos adecuados para sus tratamientos.

Hija de un Mayor (R) de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), tomó la decisión de irse de Cuba, tras sufrir por su familia, especialmente su madre y un hermano y las presiones de sus vecinos, incómodos porque la presencia de efectivos de la Seguridad del Estado en las inmediaciones de la casa de la médico dificultaban su habituales negocios en el mercado negro.

Coro Bueno es Licenciada en Medicina General Integral y tiene un Diplomado en Terapia Intensiva, Urgencia y Emergencia Médicas; se graduó en el verano de 2011 y en septiembre de ese mismo año obtuvo su diplomado, cuando le propusieron la opción de cumplir una misión médica en Venezuela o Bolivia, que ella aceptó porque le convalidaba su Servicio Social obligatorio y le permitiría especializarse como Médico Intensivista, pero no lo consiguió.

Doctora cubana Daily Coro Bueno/ Cortesía de la entrevistada

¿Cuál es la situación real de la Medicina en Cuba a día de hoy?

Es una vieja con colorete, muy politizada y con problemas reales como el éxodo de médicos, incluidos especialistas, que se produjo a partir de 2014 cuando el gobierno levantó el veto a que viajáramos al extranjero.

La escasez de medicamentos golpea a enfermos crónicos, a farmacias y hospitales e igual ocurre con el instrumental necesario para atender a los pacientes. Los hipertensos crónicos saben de lo que hablo. Para determinadas arterias se necesita un instrumental específico (Cavafix, que cuesta unos 3 euros cada uno), si no lo hay, el médico debe actuar con lo que tenga a mano, corriendo el riesgo de dañar arterias y generar trastornos al paciente.

En Urgencias pediátricas te dan dos Venoclisis (inyección de líquido en una vena), si te llega un tercer niño deshidratado, qué haces. Les dices a los padres que lo busquen en el mercado negro, al que acuden muchos cubanos para curarse y tratarse sus dolencias.

En Urgencias pediátricas te dan dos Venoclisis, si te llega un tercer niño deshidratado, qué haces

Con los programas de estudios ocurre otro tanto, han bajado la nota media para ingresar a Medicina y así y todo, hay cursos donde el 50% de la matrícula inicial ha causado baja en el primer año por bajo rendimiento académico.

Formar a un médico es costoso y a un especialista más aún, pero el Gobierno de Cuba sigue remiso a reconocer la realidad y cree que puede ocultarla con consignas políticas, cuando lo que debe hacer es analizar el problema real, reconocer la influencia de la crisis económica en el sistema de salud y buscar fórmulas para mejorarlo, incluida la cualificación de los nuevos médicos, que ha visto rebajadas las exigencias y recortado a cinco años sus estudios. Un disparate que repercute en toda la población.

En octubre de 2011 aterrizas en Venezuela. ¿A dónde vas a prestar servicios y cómo está estructurada la Misión Médica de Cuba en ese país?

Antes de entrar en Venezuela, quiero aclarar que cursé el Diplomado de Terapia Intensiva en el Hospital Militar de Camagüey, en paralelo con mi sexto año de carrera y que allí aprendí porque sus médicos-profesores son muy buenos. Pero ello exigió un sacrificio personal porque salía de la guardia y tenía que ponerme a trabajar y estudiar.

Doctora cubana Daily Coro Bueno/ Cortesía de la entrevistada

En Venezuela fui a la Parroquia El Sombrero, municipio Julián Mellado, en el estado de Guárico (región central y llanera), y allí me informan que estoy en una 'zona roja' con mucha violencia y que debía ser fuerte y estar preparada para todo. El chavismo ha intentado copiar el sistema de salud cubano en cuento a su estructura organizativa y la gratuidad de los servicios a cambio de apoyo político, pero también ha fracasado.

El chavismo ha intentado copiar el sistema de salud cubano en cuento a su estructura organizativa y la gratuidad de los servicios a cambio de apoyo político, pero también ha fracasado

El Barrio Adentro 1 es el equivalente al sistema de Médico de Familia en Cuba, que es curioso porque se trató de implantar un método cubano con una dinámica médica y económica muy diferente a cubana. Las necesidades de salud y los diagnósticos no son ni parecidos.

El Barrio Adentro 2 equivale a un policlínico, pero adaptado a Venezuela, que creó los llamados Centro Integrales de Diagnóstico (CDI) que cuentan con una Sala de Medicina, otra de Terapia Intensiva; ambas con entre 5 y 6 camas, y a su vez, estos centros son catalogados de Baja, Media y Alta Resolutividad, con plantillas y recursos diferenciados.

Como Diplomada en Medicina Intensiva me designaron en un CDI de Alta Resolutividad, que nunca pudo disponer de su plantilla, completa en los dos años y meses que estuve allí, donde afronté situaciones muy críticas como verme apuntada con un revólver a la cabeza para salvar un paciente y tener que fingir que aún vivía o presenciar el asesinato en directo de otro paciente, baleado previamente por una banda rival que lo remató mientras intentaba reanimarlo. Su asesino me miró y me dijo: 've doctora, cómo no podía salvarse…'

Quiero que los lectores de CiberCuba sepan que Cuba nunca completaba las plantillas de los diferentes eslabones de salud de Venezuela porque el convenio bilateral establece pagos por servicios prestados, no por especialistas desplazados al país y eso es un buen negocio para Cuba porque se ahorra estipendios, como llamaban a nuestro sueldo en CUC y cobra por los servicios que cubríamos nosotros, descansando menos y con mayor rotación.

Cuba nunca completaba las plantillas de los diferentes eslabones de salud de Venezuela porque el convenio bilateral establece pagos por servicios prestados, no por especialistas desplazados al país y eso es un buen negocio para Cuba porque se ahorra estipendios, como llamaban a nuestro sueldo en CUC y cobra por los servicios que cubríamos nosotros, descansando menos y con mayor rotación

¿Puedes poner un ejemplo concreto?

Claro. Mi caso. Al ir a un Centro Integral de Diagnóstico de Alta Resolutividad, debíamos ser cuatro Intensivistas, pero siempre estuvimos dos. Imagínate el esfuerzo que supone para un médico haciendo el trabajo suyo y de otro y en una zona tan peligrosa como la que me tocó. Yo trabajaba 36 horas por 36 horas y no te imaginas lo que eso agota mental y físicamente.

Y luego están las ordenes verbales, no escritas, de cuántos días debe estar un paciente ingresado en sala normal, cuántos en Terapia Intensiva, qué medicamentos suministrar y qué recursos emplear. Ese fue el primer choque porque me negué a seguir pautas políticas en vez de médicas. Un paciente tiene que estar ingresado el tiempo que exija su estado y en el servicio que demande su gravedad. Y, claro, los jefes y el seguroso no entendían eso, pero no me doblegué.

Me negué a seguir pautas políticas en vez de médicas. Un paciente tiene que estar ingresado el tiempo que exija su estado y en el servicio que demande su gravedad. Y, claro, los jefes y el seguroso no entendían eso, pero no me doblegué

Aquello fue una escuela tremenda porque tuve que empezar a afrontar dificultades de todo tipo desde el mismo comienzo de mi misión, pues el primer mes no me pagaron el sueldo y tuve que sobrevivir con dinero que llevé de Cuba y con la ayuda de compañeros. Cada CDI tiene incluido un jefe, que en mi caso, el de los primeros tiempos se portó bien conmigo porque me avisó que venía de Cuba identificada como 'posible desertora'.

Pero a mí no me importó aquella etiqueta y solo me dedique a trabajar lo mejor que sé y a sobreponerme a las dificultades, consiguiendo hasta tiempo para identificar quiénes eran los chivatos en mi centro y decírselo en su cara.

¿Cuándo comienzas a tener problemas con los jefes y el oficial de la seguridad?

Casi desde el primer momento porque yo no acato la orden de ingresar a un paciente aunque no lo requiera o de darle al alta cuando se cumpla el tiempo que ellos estipulaban, si realmente no estaba recuperado. No lo hice por oposición política, sino para no violar mi juramento hipocrático y mi ética.

Y luego estaba el tema de mis relaciones con familiares en el extranjero de la que ellos hacían mención expresa o me llamaban incluso por teléfono para decirme 'hoy te llamó tu tía', desde Estados Unidos o 'tu tío' desde España. Recuerda que yo llego a Venezuela identificada por ellos como 'posible desertora'. Quiero reconocer la actitud de mi primer jefe, un médico militar del hospital Naval de La Habana, que siempre respetó mi trabajo, me ayudó en lo posible y me dijo que le gustaba mi forma de ser.

Entonces empezaron las represalias sutiles, por ejemplo, cuando empezaron las guarimbas (protestas callejeras) a mí no me informaban de que se estaba produciendo alguna en mi zona sanitaria, lo que me habría permitido organizar mejor el CID y prever una llegada masiva de heridos, incluidos graves. Siempre me acababa enterando, pero ellos incumplían su obligación de informe como encargada de Terapia Intensiva, y no me prestaban protección. Los pacientes se encargaban entonces de buscar dos policías y ponerlos allí para que me protegieran.

Luego me marginaron de las reuniones informativas, decisión que agradecí porque a veces duraban hasta cuatro horas, y me dificultaron el acceso a Internet.

¿Y no habría sido más práctico y fácil para ellos que te devolvieran a Cuba con cualquier pretexto?

Fácil era, pero no práctico, porque carecían de Intensivistas para sustituirme, de hecho, yo superé los dos años establecidos por la falta de relevo. Entonces no les convenía porque perderían dinero. Incluso yo pedí volver a Cuba cuando cumplí los dos años, que fue trabajando en San José de Guarive, pero no pudieron acceder a mi petición, que era un derecho, porque no había especialista.

En esa circunstancias, se producen las denuncias sobre la situación de los médicos cubanos en Brasil y la decisión de elevarles el sueldo, lo que implicó que nos dijeran que nos duplicarían el salario, aunque a mí me advirtieron que si me iba a Cuba por mi cuenta y sin esperar al fin de misión, perdería el derecho a hacer la especialidad que yo quería.

Y claro, ahí se les trabó el paraguas porque yo estaba ganando 325 CUC mensuales, es decir, que tenían que subirme a 650 CUC y me dijeron que no, que eso no lo iban a pagar y que yo debía firmar un nuevo contrato por 400 CUC mensuales y le dije que no, que yo había pedido mi fin de misión y que no iba a firmar nada. Y accedieron y volví a Cuba en mayo de 2014.

¿Y cómo fue tu vuelta a Camagüey?

Llego a Camagüey y me ubican en Jimaguayú para que siguiera cobrando y cuando acudo allí a pedir mi baja para poder cursar la especialidad, me dicen que no, que no me dan la baja, violando lo que está establecido en sus propios reglamentos. Pero como yo sabía que solo podían retenerme un máximo de cuatro meses, pido mi baja y, además, lo informo en la Dirección Provincial de Salud, donde me estuvieron peloteando y dándome largas.

Me incorporo a Jimaguayú para cumplir mis cuatro meses en espera de la baja y coincide con un pico de epidemia de dengue y con la aparición de cólera en Cuba, que oficialmente se denominó Enfermedad Diarreica Aguda (EDA). Prohibieron decir la palabra cólera, y no reconocieron públicamente el brote, que llegó de Haití con viajeros cubanos que van a allí en busca de pacotilla, según dijeron.

Y entonces se inventaron una supuesta queja de una paciente sobre mí, según me comunicó mi jefe en Jimaguayú, que era un enfermero. Y aquel hombre se ponía pálido y nervioso cada vez que tenía que regañarme, hasta tal punto que todos los demás se lo decían.

Le exigí que me pusiera a la paciente delante y nunca lo hizo. No pasó nada más con eso, pero cuando regreso de mis vacaciones para ya pedir la baja y cursar la especialidad me encuentro con una sanción de dos años de separación del sistema de salud por tres supuestas ausencias injustificadas.

Apelé aquella arbitrariedad, pero solo conseguí un intento de chantaje. Me readmitirían bajo la condición de irme a trabajar a Guáimaro, que está a tres horas de mi casa familiar, y que ya verían si podía cursar la Especialidad. No acepté y di por finalizada la relación con Salud Pública.

¿Y tu familia?

Mal. Lo pasaron muy mal porque son revolucionarios. Mi padre es Mayor jubilado de las FAR y él y mi madre negaban que aquello me estuviera pasando. Entendí que ellos no podían asumir aquello, y no les reprocho nada. Pero entonces decidí vincularme al trabajo del Observatorio Cubano de Derechos Humanos en la isla, realizando encuentras sobre diferentes problemáticas y enfrentarme a la Seguridad del Estado.

Pero quebraron a mi familia. Mi hermano acababa de ser padre y lo vi muy mal. Mi madre se desajustó emocionalmente hasta el punto de que responsabilicé a la Seguridad del Estado por lo que pudiera pasarle y comencé a sentir la hostilidad de mis vecinos, que por la noche me pedían les tomara la presión y por la mañana me gritaban puta y delincuente.

Ellos se resintieron porque vieron sus negocios de venta de café, por ejemplo, amenazados, por el acoso de la Seguridad cubana contra mí y decidí salir y pedir asilo político en España.

En los últimos meses ha habido varias denuncias sobre la explotación de médicos cubanos a manos del gobierno cubano en esas misiones médicas; ¿cuál es tu visión de ese fenómeno?

Una visión parcial porque yo no sé cuánto cobraba el gobierno cubano por los servicios que yo prestaba en Venezuela, aunque sé que los cobraba en dólares y a mí me pagaba mi salario de 345 pesos cubanos y el llamado estipendio que consistía en 125 dólares para mí y a mi familia le daban una tarjeta de “Ayuda familiar” por valor de 50 CUC, así fue en los primeros seis meses de estancia mía allí.

A nosotros, los que llegamos antes de 2012, nos cambiaron el contrato y nos pagaron desde el mes siete hasta los dos años, 225 CUC y 50 de ayuda familiar, eran dos tarjetas diferenciadas. A partir del tercer año, las cantidades variaron a 325 CUC para mí y 100 para la familia.

Pero los nuevos que llegaron, a partir de 2012, cobraban su salario cubano y 200 dólares mensuales, suprimiendo la ayuda familiar y sin incremento alguno. Supongo que por la crisis económica de Venezuela, pero no tengo información concreta del motivo de esta reducción y si también el monto del pago por servicios de Caracas a La Habana se redujo entonces.

Lo que sí me di el gusto de decirle al 'Jurídico' que mi trabajo pagaba el suyo para vigilarme, se lo dije varias veces.

¿Cómo ejerce Cuba el control de sus médicos en Venezuela?

Con un Oficial de la Seguridad del Estado que aparece públicamente como 'Jurídico' adscrito a la coordinación provincial de la misión y que dispone de un vehículo permanente, aunque nosotros no dispusiéramos de carros para trasladar a compañeros nuestros enfermos a hospitales, por ejemplo, u otros cubanos allí que asesoraban en Agricultura y Electricidad.

Ahora pueden entenderse los apagones y la escasez de alimentos en Venezuela, ¿no?

Sí, no lo había pensado así, pero visto ahora no deja de resultar paradójico que cubanos asesoraran en ambas materias a los venezolanos; pero no quisiera apartarme del tema de tu pregunta.

El oficial de la Seguridad está en contacto permanente con los Jefes de CDIs, que son una fuente directa de información sobre nosotros y con chivatos que reclutan entre el personal médico y paramédico, que vigilan e informan si sales después de las seis de la tarde, si te relacionas sentimentalmente con venezolanos y aceptas regalos de ellos, si violas la prohibición de enamorarte de un opositor, que implica romper la relación o que te regresen a Cuba, dando por finalizada tu misión.

Controlan el tiempo de Internet a solo dos horas diarias por persona y en cada CDI hay, además, un informático, que supongo revisa todo las comunicaciones y las páginas por las que navegábamos. Es curioso, pero Internet que habría sido una buena herramienta, pero siquiera nos permitía actualizarnos sobre temas médicos que nos interesaban por las escasas dos horas y por el tiempo que trabajábamos, pues siempre eran más de 36 horas laborales.

¿Qué pasaba si te enamorabas de un venezolano chavista?

Esa circunstancia está mejor vista, aunque tampoco les agrada del todo. Pero entonces debes presentarlo oficialmente a la jefa de la misión en tu municipio, que ya se encargan ellos de investigar al novio o novia del cooperante cubano y luego te comunican la aprobación o desaprobación; y si burlabas la prohibición, te trasladaban de zona.

También te controlan el correo electrónico y las llamadas de teléfonos. A mí me regañaban por recibir llamadas de mis familiares en Estados Unidos y en España, pero yo no dejé de hablar con ellos porque son mi familia.

Toda esa seguridad resultaba muy curiosa porque era solo para vigilarnos, se dio el caso de secuestros de médicos cubanos por bandas para que curara a un herido y el 'Jurídico' y los demás responsables jamás intervenían.

Lógicamente, había quien burlaba las normas y se relacionaba a escondidas con su pareja venezolana y se dio el caso hasta de un médico que enamoró a la novia de un jefe de banda y fue secuestrado para asustarlo y luego liberado, pero Cuba no movió un dedo en ningún caso de secuestro ni informó a la familia ni a la opinión pública.

Otra práctica muy frecuente era que los jefes se acercaban a una mujer y les proponían mejoras de zona y puestos, a cambio de acostarse con ellos. Hubo quien aceptó.

¿Cómo evalúas el sistema médico venezolano bajo el chavismo?

Está politizado, como el cubano, pero tiene brechas porque aún subsiste una parte de medicina comercial regida por laboratorios, digamos, que suministran medicamentos con valor terapéutico, mientras que las autoridades hacen hincapié en los llamados genéricos.

Venezuela padece de altos índices de VIH, fiebre amarilla, chikungunya, dengue, y hepatitis viral, por solo citar las más comunes.

Aunque estaba prohibido, muchas veces debíamos alertar a los familiares de los pacientes que compraran los medicamentos que realmente eran efectivos para el tratamiento del enfermo, pues la red asistencial no disponía de ellos por los impagos del gobierno a laboratorios y distribuidores.

Y, claro, a mí me orientaban qué tipo y cantidad de medicamentos debía recetar y suministrar al paciente, que lo recibía gratuito, pero Cuba cobraba por ellos a Venezuela.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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