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Ramsés Calderío: “Faraón cubano” de Mariela Castro

El error de Mariela, a ojos de sus padres y de su tío, no había sido casarse con un guardaespaldas, sino haber escogido a Ramsés para eso.

Mariela Castro Espín © Twitter/ Mariela Castro
Mariela Castro Espín Foto © Twitter/ Mariela Castro

Este artículo es de hace 4 años

Desde que empezó el desastre de 1959, existen mil historias no escritas relacionadas con idilios entre escoltas de Castro, y mujeres de las más importantes familias de la jet comunista de la dictadura.

Eran relaciones sentimentales llenas de “romanticismo revolucionario”, porque durante años, -muchos antes de que Witney Houston y Dolly Parton repararan en eso-, ya las cubanas de la cúpula comunista habían descubierto que tenía mucho morbo ser amante de un guardaespaldas.

Mariela Castro Espín llevó una vida sentimental y sexual bastante descocada en su juventud. En los años 90s, la hija de Raúl se enamoró perdidamente del corazón y de la cama de Ramsés, un exitoso escolta de su tío con el que se casó en secreto, sin consultarlo con sus padres ni con Fidel. Pecado mortal.

Ramsés Calderío había ingresado en la guardia personal del Dictador a finales de los años 80s con apenas 28 años de edad. Cumplía con todos los requisitos necesarios para proteger al comandante: un expediente impecable como militar y revolucionario, excelente puntería, y un físico de Adonis escandaloso, preparado para todo. Además, era cinturón negro de karate del estilo Joshin-Mon, de la escuela cubana que dirigía el profesor japonés Hoshi Ikeda, el entrenador de artes marciales del MININT.

Cuando Mariela contrajo matrimonio en secreto con el escolta y decidió irse a vivir con él, se lo dijo a sus padres. Raúl montó en cólera, pero en vez de actuar por su cuenta, quiso darle un escarmiento a su díscola hijita, así que, en vez de hablar con su hermano, informó del asunto al coronel José Delgado, por entonces jefe de Ramsés y responsable de la seguridad del comandante. José Delgado puso al corriente de los hechos a Fidel, y como era de esperar, éste se enfadó muchísimo.

Por el libro del exescolta Juan Reinaldo Sánchez, sabemos que hasta Dalia Soto del Valle, Primera Dama en la sombra, llegó a manifestar en su presencia que “lo de Mariela era una traición a la familia”, así que decidieron sacar a Ramsés del grupo de guardaespaldas del tirano cuanto antes.

Pero Mariela estaba loca por Ramsés, y le hizo saber a Raúl y a Vilma que no iba a dejarlo ni en sueños. Ambos padres acordaron entonces dar su permiso para que los dos jóvenes vivieran juntos en un apartamento que les puso Raúl muy cerca del edificio familiar de los Castro-Espín, en la calle 26 de Nuevo Vedado.

También Raúl acordó con su hermano, no ponerle un pijama a Ramsés, porque era un hombre valioso, "aunque hubiera cometido un fallo". Decidieron solo trasladarlo a la Contrainteligencia, para que “atendiera” algunas de las empresas mercantiles de las FAR. Juan Reinaldo Sánchez describe así lo sucedido después:

“Un día de descanso en su apartamento, Ramsés recibe una llamada de su mando superior donde le indican que debía presentarse en la Unidad de trabajo pues requerían de sus conocimientos y profesionalidad para arrestar a un individuo extremadamente peligroso y armado, Ramsés acude al llamado de sus superiores y parte con otro miembro de la contrainteligencia a efectuar el arresto del “peligroso y armado individuo”. Ramsés irrumpe abruptamente en la vivienda del individuo lo arresta sin mayores problemas pues el señor ni era una persona violenta, ni estaba armado como le habían dicho sus superiores. En esos momentos también irrumpe en el apartamento, pistola en mano y presto a disparar el otro miembro de la contrainteligencia que lo acompañaba. Ramsés le habla diciéndole que bajara el arma que el individuo no hacía resistencia y ahí mismo se escapa un disparo que “casualmente” le da en la cabeza a Ramsés y este muere en el acto. La noticia de la muerte de Ramsés Calderío nos estremeció a todos y cuando nos dieron el informe de la C.I. referente a la extraña muerte de nuestro antiguo compañero, todos sin excepción nos preguntamos si la mano de Raúl Castro no estaba detrás de los acontecimientos. Ninguna de las dos familias quería este romance, ni el individuo era tan peligroso como lo pintaron. A buen entendedor pocas palabras”.

Es de todos conocido que en el núcleo duro de los Castro, nadie podía cambiar de estado civil sin su permiso. Incluso los maridos de sus otras sobrinas, Déborah y Nilsa, tuvieron que esperar su “ok” durante meses, y hasta años, para divorciarse de ellas.

El error de Mariela, a ojos de sus padres y de su tío, no había sido casarse con un guardaespaldas, sino haber escogido a Ramsés para eso. Era un pobre muchacho de extracción humilde, hijo de un simple obrero, y eso era intolerable para la familia Castro Espín.

Por supuesto hubo una “investigación”, pero se cerró rápidamente con una conclusión: había sido un “accidente lamentable. Resulta que Ramsés debía estar comiendo mierda en el momento de la acción y se le escapó un tiro con su propia pistola directo a su cabeza. Hay cuentos de hadas bastante más creíbles.

Cuenta Sánchez que un hermano de Ramsés, que era oficial del MININT en el momento de su muerte, no estuvo de acuerdo con la versión oficial del accidente y por esa actitud fue separado del cuerpo. Sánchez refiere que “personalmente se le preguntó al “experto criminalista” el mayor Molina que hizo la autopsia del cadáver, sobre los motivos de la muerte del joven escolta, y al tipo por poco le da un infarto. Muy nervioso ante los cuestionamientos que se le hacían, respondió que por su seguridad y la mía, nunca más hablara sobre ese tema, que estaba prohibido terminantemente hablar de ese asunto tan espinoso en la familia Castro Espín. La familia de Ramsés ha estado muy disgustada por el asesinato del joven, pero para el gobierno, es un caso cerrado”.

Queda aún un fleco importante colgando de este oscuro episodio de la realeza castrista; la existencia de dos hijas de Mariela con Ramsés, que durante años no han podido tener ningún vínculo filial con su madre, el hada del sexo revolucionario contra natura.

Las dos niñas se han criado con su abuela paterna, sin que se les permita tampoco relación alguna con sus tres medios hermanos; la mayor, Gabriela Gutiérrez Castro, hija del terrorista chileno “El Chele”, y Lisa y Paolo Titolo Castro, los dos retoños que tiene la princesa de los gays revolucionarios, con su actual marido italiano.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Ferrera Torres

Arquitecto, escritor y guionista nacido en La Habana, reside en España desde 1993, donde ha desempeñado su labor profesional como guionista de ficción y realitys en productoras de televisión como Magnolia y Zeppelin TV. Ha escrito varias piezas teatrales estrenadas en USA, Grecia, Argentina y España


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