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Una niña autista de Ciego de Ávila necesita ayuda y el Gobierno no da respuestas

Con solo siete años de edad Claudia padece de claustrofobia, bulimia, crisis de ausencia de sueño y es adicta a estar siempre dentro del agua

Edificación en Gaspar, Ciego de Ávila © Wikimedia Commons / Carlos Adan
Edificación en Gaspar, Ciego de Ávila Foto © Wikimedia Commons / Carlos Adan

Este artículo es de hace 4 años

La sobrina de Olma María Riquelme Cedeño, que vive en un pequeño pueblo llamado Gaspar en el municipio Baraguá, Ciego de Ávila, presenta un trastorno autista asociado a un componente psiquiátrico.

Con solo siete años de edad Claudia padece de claustrofobia, bulimia, crisis de ausencia de sueño y es adicta a estar siempre dentro del agua, según relata en una carta enviada al periódico oficialista Juventud Rebelde, donde se cuenta la triste y difícil situación que vive la pequeña.

La madre de la menor, añade Riquelme Cedeño, tiene tratamiento psiquiátrico y el padre no muestra interés por su hija, por tanto ella, como familiar más cercano, se siente responsable de tomar cartas en el asunto “para elevar su calidad de vida, desde el punto de vista de salud y educativo”.

Claudia, único caso de su tipo en su municipio, no está insertada en ninguna institución educativa especializada. Además, vive alejada de los centros donde debería recibir seguimiento semanal de psiquiatra infantil, equinoterapia o servicios estomatológicos y para trasladarse hacia ellos debería ir caminando por la línea del ferrocarril.

Hace un año, continúa en su misiva, Olga María se acercó a las autoridades del Gobierno municipal, donde explicó personalmente al presidente de ese órgano local la situación, “aludiendo la gran afectación biosicosocial de la pequeña”.

Al ver que allí no podría recibir respuesta satisfactoria, fue a la Asamblea Provincial, donde le dijeron que era el municipio quien tendría que buscar una solución a su caso.

No se detuvo y tocó las puertas de la oficina de Atención a la Población del Consejo de Estado y de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Como pruebas llevó fotos del lugar donde vive la niña, el diagnóstico y la solicitud para que mejore la calidad de vida de la pequeña.

La respuesta que obtuvo fue la misma: el municipio es el encargado de darle una resolución a su caso.

“El tiempo transcurre y el diagnóstico de la niña se agrava más. Hasta la fecha la respuesta del municipio es que no tiene solución para el caso, el cual fue elevado a la provincia para que dé respuesta”, dice desesperada esta mujer mientras se pregunta: “¿Quién realmente ayudará a Claudia a mejorar su calidad de vida y a insertarse en la sociedad?”

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Lázaro Javier Chirino

Periodista de CiberCuba. Licenciado en Estudios Socioculturales por Universidad de la Isla de la Juventud. Presentador y periodista en radio y televisión


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