Realizada en el marco de las celebraciones del 500 aniversario de La Habana y producida por el ICAIC en tiempo récord, entre enero y noviembre de este año, Habana Selfies, de Arturo Santana, tuvo su premiere la noche del viernes y llegará al circuito de estreno el próximo diciembre.
El segundo largometraje de ficción de Santana (Bailando con Margot) se desmarca de cierto triunfalismo de comparsas y fuegos artificiales a partir del regusto melancólico, o de la apelación al tema del romance malogrado, en las seis historias que cuenta, dentro de diferentes tonos y géneros.
En el dossier de prensa de Habana Selfies se puede leer: “Es una comedia ¿romántica?, urbana, actual, amorosa, sensual, divertida y erótica; de inmediata empatía gracias a sus conflictos y protagonistas que se cruzan en sus destinos, siempre adormecidos por los deseos de amar y ser amados: un relato con la ciudad de fondo, que se apoya en marcados referentes literarios y cinematográficos; no explícita en el sentido tradicional de la comedia; contenida en sus soluciones; circular en su franca vocación narrativa”.
La mayor parte de las historias acontecen mayormente en una noche lluviosa, de modo que aquí se muestra “otra” Habana, menos turística, en una película que, como aseguró uno de sus protagonistas, el actor Roque Moreno, es para mirar y sentir, una película que habla de la intimidad y los conflictos de seres humanos compulsados a tomar pequeñas decisiones, tal vez trascendentales, al menos para sus vidas privadas.
Santana escribió el guion pensando en los actores y actrices, así aparecen Lili Santiesteban, Roque Moreno y Armando Miguel, en una historia ambientada dentro de un taxi nocturno y que cuenta amores deshechos y recomenzados que hilvana todo el filme.
Mayelín Barquinero, Ray Cruz y Yessica Borroto hacen el papel de actores momentáneamente dedicados a fregar platos en un restaurante privado, y al mismo tiempo en un momento hacen un breve pasaje musical en la línea de Dancer in the Dark; Leonardo Benítez y Deysi Forcades interpretan a la singular pareja que integran un hercúleo travesti y una indefensa turista, mientras que Saúl Rojas y Yeny Soria son, respectivamente, el machazo a quien se le poncha el carro, y la jinetera medio cinéfila que lo interpela en una calle estrecha y solitaria…
También debe reconocerse que la dirección de fotografía de Alexander González, la banda sonora de Velia Díaz de Villalvilla (con sus momentos de jazz melancólico tan bien colocados), la edición de Daniel Diez Jr. y la dirección de arte de Celia Ledón le aportan también a estas seis historias, a unas más que a otras, suficientes cuotas de gracia, frescura y espontaneidad.
Algunos de los integrantes del elenco artístico-técnico suelen trabajar en la órbita del video musical cubano, y el filme tiene a veces ese toque de cine urbano, muy fragmentario, porque entre las fuentes de inspiración del director Arturo Santana figuran Paris, je t’aime y similares filmes dedicados a Nueva York o Berlín, así como Night on Earth, de Jim Jarmusch. En todas estos filmes había, igual que en Habana Selfies, el elogio a la urbe, y un conjunto de historias vinculadas temáticamente y por la ambientación.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: