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Descontento en Remedios: no hay suficiente cartón para la parranda

“Tenemos una situación compleja con el tema cartón, que imposibilita la realización de los trabajos de plaza, el trazado de la carroza y otro grupo de elementos”, explicó el presidente del Gobierno de Remedios.

Parrandas de Remedio © Vanguardia
Parrandas de Remedio Foto © Vanguardia

Este artículo es de hace 4 años

En Remedios, ciudad del norte de Villa Clara que tradicionalmente acoge una de las más vistosas celebraciones del país, no pocos muestran descontento en estos días, debido a la insuficiencia de recursos para garantizar que las parrandas de este año tengan su acostumbrado alarde.

Si bien la fantasía y exageración son los principales sellos de un festejo incluido por la UNESCO en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la tensa crisis que atraviesa al país también hará mella en la principal festividad de la región central de la isla, y hasta las autoridades gubernamentales del territorio han confirmado que los recursos disponibles no permiten soñar demasiado.

Ante los comentarios desalentadores de buena parte de los remedianos, muchos de los cuales señalaban que no habría parranda, Lázaro Eduardo Ochoa Waterman, presidente del Gobierno en el municipio, aseguró que, pese a todas las carencias y estrecheces, la celebración tendrá lugar como de costumbre en la nochebuena de este año.

“Tenemos una situación compleja con el tema cartón, que imposibilita la realización de los trabajos de plaza, el trazado de la carroza y otro grupo de elementos”, explicó por medio de la emisora santaclareña CMHW, a la vez que aseguró que se ha gestionado ese recurso al más alto nivel administrativo.

“Nosotros hicimos el esfuerzo pertinente con la dirección del país, y a partir de decisiones gubernamentales despejamos un nivel de cartón para los barrios, que no es el suficiente para realizar la parranda como la hemos hecho en años anteriores. Porque son recursos que compiten con el programa constructivo de la vivienda, que es un programa priorizado para el país”, explicó Ochoa Waterman.

Precisamente entre los sansaríes (los del barrio San Salvador) el descontento es mucho mayor, pues se consideran en desventaja con respecto a los gavilanes o carmelitas (barrio del Carmen), luego de un polémico cambio en la dirección de la nave, y que no ha sido del todo bien recibida por los gallos.

Ante las insatisfacciones que se han generado sobre ese particular, el presidente del gobierno en Remedios trató de ser conciliador al asegurar que “el compromiso es con el pueblo de Remedios”, a la vez que recordó que los sansaríes disponen de un presupuesto superior, ascendente a 406 100 pesos.

“Con la situación que presenta el país y el municipio, el Consejo de la Administración ha hecho un esfuerzo extraordinario por mantener viva la cultura y la identidad”, sentenció Ochoa, quien coincidentemente es el presidente del referido consejo.

Pero la próxima no es una parranda más, y los pobladores consideran magra esa cuantía justo en el mismo año en que la UNESCO incluyó a las Parrandas del Centro de Cuba en su lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

“Cada año es algo distinto, cuando no falta una cosa falta la otra, o nos cambian de fecha porque se murió alguien, o nos recortan los fuegos artificiales. Poco a poco le han ido quitando la parranda al pueblo, para hacerla ellos como les plazca”, explica Alberto, un remediano mucho más conocido por su mote entre los furibundos parranderos del barrio San Salvador.

“No hay parranda sin derroche, porque la parranda es exageración, es arrebato. Es el intento de cada uno de los dos barrios de humillar al otro con una carroza más grande y más colorida, o tirando más fuegos que el otro. Nosotros entendemos que el país está en un momento difícil, pero no puede darse buena la parranda si estás diciendo que hay que hacer más con menos, porque la parranda es todo lo contrario”, explica un profesor remediano del bando de los carmelitas.

De cualquier manera, quizás no sea este el peor año para la parranda. Muchos recuerdan como en 2015, cuando se celebraba el 500 aniversario de la Octava Villa de Cuba, la carroza y el trabajo de plaza del barrio del Carmen no estuvieron a tiempo para la ocasión, y los sansaríes tampoco brindaron su acostumbrado espectáculo.

En 2016 las parrandas no se celebraron el 24 de diciembre, y los contendientes de ambos barrios debieron esperar a los primeros días de enero de 2017, debido al luto oficial y extendido por la muerte del exgobernante Fidel Castro. Una reprogramación que generó no pocas insatisfacciones entre los remedianos.

El próximo año cumple 200 años la más colorida y vistosa de las fiestas populares cubanas, una tradición que a pesar de los pesares sigue viva y atrae a miles de cubanos y extranjeros de distintas partes del mundo. Esperemos que ese aniversario no quede opacado por la disponibilidad de cartón, la insolvencia o la pereza.

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