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Ramón Fernández-Larrea: “La Habana donde se va a mantener es en la memoria"

Memoria de La Habana, es un programa de radio en el que se narran historias de personajes, lugares y hechos curiosos vinculados a La Habana y a Cuba.

La Habana, vista desde el Castillo de Atarés © CiberCuba
La Habana, vista desde el Castillo de Atarés Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

En el 2019 La Habana cumplió 500 años de fundada. En este aniversario cerrado los medios de comunicación han sacado a la luz decenas de historias de la ciudad en un intento por revivir detalles de orgullo nacional ya casi olvidados.

Sin embargo, hay un hombre de la radio que desempolva anécdotas curiosas sobre la capital cubana y sus habitantes desde hace más de cuatro años. Él es Ramón Fernández-Larrea y su programa de radio se llama Memoria de La Habana.

Fernández-Larrea es un destacado escritor, guionista y humorista cubano que se negó a que le robaran el pasado y se propuso impulsar un proyecto para contar a sus oyentes una parte de la historia de Cuba que nos ha sido velada.

¿Cómo organizas un proyecto como Memoria de La Habana?

Primero voy armando un tema. Hago la producción musical y selecciono lo que voy a usar en cada caso. Por ejemplo, estoy trabajando las historias de los presidentes cubanos de la República, esos de los que solo tenemos la etiqueta.

Monumento a Tomás Estrada Palma, Primer Presidente de la República de Cuba / CiberCuba

Al diseñar un programa de radio con temas históricos debe ser muy atractivo. Esto no es una clase, no es pedagogía, es un show y uno tiene que encontrar lo que engancha. Siempre he sido un poco desacralizador, lo que me ha venido bien porque, detrás de la “etiqueta” de un personaje encuentro muchas cosas.

Eso me lleva al programa y me conecta con un público que lo agradece porque no sabía la información, porque no lo recordaba o porque le parece misterioso y genial que existan esas conexiones entre personajes históricos que la gente normalmente no hace, ya sea porque no tienen la historia completa, porque no se la han contado o porque no tienen los datos. Te pones a investigar, lo reúnes, se los das y el público lo agradece.

Capitolio de La Habana / CiberCuba

Memoria de La Habana se ha convertido en una pasión y en lo que me estimula para hacer otras tantas cosas. Saber sobre estos temas me ha permitido tener un segmento en la televisión, El sonido de la Memoria, donde pongo videos de músicos cubanos, de lugares y cuento brevísimamente su historia.

El programa en la radio me mantiene en paz y me permite escribir humor y temas para otros espacios. Próximamente vuelvo a trabajar con Alexis Valdés en televisión, escribiendo sketch, personajes. De esa manera logro hacer lo que me gusta y lo que siento que puedo hacer mejor.

Ramón Fernández-Larrea con su libro Cuba a la Carta / Cortesía para CiberCuba

Memoria de La Habana nunca ha dejado de salir al aire, nunca ha dejado de anunciarse, ya van 224 programas.

¿Crees que el rescate de la memoria histórica de Cuba, desde el punto de vista cultural, debe evidenciar un posicionamiento político?

En la política siempre prevalece una idea sobre otra y es el poder quien impone esa idea. Toda la cultura tiene un fin político. Desgraciadamente los cubanos partimos de una visión de la cultura politizada durante 60 años. En el intento de despolitizarla ya tomas un punto de vista político. Por ejemplo, yo estoy sacando historias que han querido borrar. ¿Quién ha querido borrar esas historias? El gobierno de Fidel Castro.

Jardín de la Plaza de Armas, La Habana / CiberCuba

Dar una educación ideológica que prevalece por encima de la verdad, de la libertad de pensamiento y de elegir y acceder a la misma cultura ha provocado un “analfabetismo histórico”. Ubicar las cosas como son, es un acto político.

Saber, por ejemplo, que muchos de los cantantes cubanos tuvieron que irse al exilio porque los limitaron, les querían controlar las salidas del país, controlarles la vida. Hablar de estos temas es una misión cultural y política.

Habana Vieja / CiberCuba

Vivimos en un mundo en que todos quieren tener un posicionamiento ideológico, racial, político, religioso y esas no son cosas del ser humano. Se nos olvida que usted es una buena persona o una mala persona. Usted es una persona útil o es un inútil. Es un buen padre o no lo es. Esas son las cosas que importan.

De cara al futuro ¿qué crees que La Habana aún puede salvar?

La Habana ha sido víctima de un castigo que empezó con el odio que le tenía a esa ciudad Fidel Castro. Odio psicológico, odio a una ciudad que él calificó como la ciudad del pecado, porque era un tipo pesado que no sabía bailar, no le gustaba hacer chistes, no le gustaba la música. Era un tipo pesado que odiaba que la gente se divirtiera.

Parque Central, Estatua de José Martí / CiberCuba

Fidel se dedicó a hacer odiar el pasado de La Habana y a sentirse culpables a quienes la disfrutaban. Llegó a decir que era un prostíbulo de los norteamericanos. Décadas después, durante su mandato, mira lo que pasó, dijo algo que lo perseguirá por todos los tiempos, que las prostitutas cubanas eran las más cultas del mundo, una frase cínica.

Todos estos intentos de demonizar la ciudad se deben a que La Habana es un estado de ánimo, no solamente son edificios. Era una ciudad multicultural y cosmopolita por la que entraba y salía lo mejor de la cultura y el arte. El que quería triunfar en la música, por ejemplo, tenía que ir a La Habana.

Ruinas del Restaurante Moscú, antiguo Cabaret Montmartre / CiberCuba

La ciudad tenía mucha influencia norteamericana, pero también española. Estaban los barrios de polacos, judíos, chinos. Había una dinámica muy distinta que podría recuperarse si alguna vez cambiaran las cosas y hubiera una conciencia de que no todo es del Estado. Pero como lo veo actualmente muchos barrios están condenados a desaparecer, Centro Habana, por ejemplo, está condenada a desaparecer.

La Habana donde se va a mantener es en la memoria.

El humor es un pilar fundamental de tu carrera profesional y de la cultura cubana ¿Crees que alguien se atreverá a escribir algún día un compendio sobre lo cubano en el humor?

Sí, ya se ha hecho consciente o inconscientemente por algunos escritores e investigadores que han salvado la obra de caricaturistas y humoristas cubanos. No sería difícil hacer el compendio porque muchos escritores, de Cuba, han desarrollado su obra en el humor.

Está, por ejemplo, Miguel de Marcos, quien hizo una novela llamada Papaíto Mayarí, poco conocida, en la que retrata al cubano y se burla de todo, más allá de la seriedad de Mañach.

Publicidad, Novela Papaíto Mayarí, de Miguel de Marcos / Amazon.com

A Jorge Mañach, en su Indagación del Choteo, le molestaba la liviandad de la que nos vanagloriamos absurdamente muchos cubanos. Es cierto que el hambre con una sonrisa duele menos, pero esto no es privativo de los cubanos. Eso de creernos que los cubanos “somos la candela” nos ha hecho mucho daño.

El cubano no es el pícaro que dio el teatro bufo, en el que el negrito se burlaba del gallego que era quien representaba al poder. Tenía que burlarse de él para encontrar la solidaridad del público. Resulta entonces que por lo general el cubano se cree que es pícaro, bárbaro y en la realidad hay una pila de delincuentes en el mundo, más experimentados.

Sin embargo, todos los que nos dedicamos al humor bebimos de estos clásicos como, por ejemplo, de La Tremenda Corte, en la que se repite la estructura del pícaro que se burla del poder. Recientemente hicimos en Radio Martí una versión que llamamos La Moderna Corte que era una especie de reencuentro de los nietos de estos personajes, pero en un juzgado en la Pequeña Habana. Hicimos 20 programas que funcionaron muy bien.

La obra de Héctor Zumbado es un compendio de todas estas cosas del humor cubano. Zumbado fue un hombre de mucha cultura que retrató personajes, actitudes y situaciones que nos son propias. Yo agradezco cada día a todos los humoristas cubanos.

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Gretchen Sánchez

Branded Content Writer en CiberCuba. Doctora en Ciencias por la Universidad de Alicante y Licenciada en Estudios Socioculturales.


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