Un migrante cubano de 33 años se suicidó en la habitación que ocupaba en Tapachula, México, donde se encontraba a la espera de que su situación migratoria se resolviera para permanecer legalmente en ese país a través de una solicitud de refugio.
Las autoridades identificaron al joven como Sandi Carrasco Moreno. Su cuerpo sin vida fue hallado en un edificio ubicado en la 3ª calle Poniente y 18 avenida Norte, conocido como Callejón del Sapo, según reporta un medio local.
Dicha nota explica que Carrasco tenía cuatro meses de haber llegado a territorio mexicano por la frontera sur y de iniciar un proceso de regularización ante el Instituto Nacional de Migración (Inami), para poder luego trasladarse hacia el norte del país.
Al parecer, aprovechó que se hallaba solo, pues su tía y un primo con quienes convivía habían salido de compras. Cuando regresaron ambos, encontraron a Carrasco colgado, sin siquiera una nota que explicase los motivos que lo condujeron a tomar la fatal decisión.
De momento, sus familiares no han declarado si el cadáver será sepultado en Tapachula o se harán las gestiones para repatriarlo a la Isla.
Muchos cubanos llegan a México con la esperanza de poder pisar suelo estadounidense, pero deben enfrentar largos y complejos procesos legales para adquirir la condición de asilados políticos que les permitiría alcanzar posteriormente sus objetivos. Ante la incertidumbre, algunos apuestan incluso por establecerse en la nación azteca.
Durante las fechas de llamado “deshielo” de las relaciones Estados Unidos-Cuba, el entonces presidente Barack Obama decidió poner fin a la política de “Pies Secos, Pies Mojados”, lo cual trajo consigo el término de una agilización en materia migratoria para los nacidos en la isla, quienes solían obtener con anterioridad la residencia de manera automática.
Desde el Centro de Detención Siglo XXI, en Tapachula, adonde son destinados muchos cubanos, se denuncian malas condiciones de alimentación. Por otro lado, la situación actual facilita un estado de vulnerabilidad al propiciar que estos se vuelvan víctimas de tráfico de personas y de abusos de derechos humanos.
En octubre de 2019, corrió la noticia de que Roylán Hernández Díaz, originario de Pinar del Río, decidió también quitarse la vida en un centro correccional de Louisiana, adonde fuera enviado tras un intento fallido de ingresar a EE.UU.
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