Con Cristiano Ronaldo en las gradas, el Real Madrid derrotó dos goles por cero al Barcelona en un duelo de ida y vuelta que provocó un cambio drástico en la cabeza de La Liga.
El Barcelona planteó el partido sin temores, intentando ser más vertical que en oportunidades previas donde su posesión se diluyó en pases anodinos. El regreso de Jordi Alba le aportó profundidad por la izquierda, y el equipo generó tres ocasiones clarísimas que ni Griezmann, ni Arthur ni Messi consiguieron llevar al marcador.
Enfrente, el Madrid le puso vértigo al encuentro cada vez que se apoderaba del balón, sabedor de que la velocidad de Vinicius podía ser uno de sus mejores argumentos. Sin embargo, no lograba hilvanar jugadas claras, y su primer disparo de peligro real fue un cañonazo de Isco que Ter Stegen alcanzó a despejar in extremis a la altura del minuto 55.
Y es que el choque tuvo dos caras diferentes, pues si bien el Barcelona dominó la mitad inicial, en el complementario los locales se adueñaron de la pelota y le hicieron la vida imposible a la visita. Un cabezazo de (otra vez) Isco fue sacado por Piqué sobre la línea de meta; Benzema falló solo un pase franco frente a la meta azulgrana...
Así, con los anfitriones volcados al ataque, en el 70 apareció un tiro de Vinicius que contó con el afortunado desvío en la bota de Piqué y acabó burlando a Ter Stegen. 1-0. El estadio era un manicomio, pero no se entregó a la celebración definitiva hasta que en el descuento, el recién ingresado Mariano mandó el cuero hasta el fondo de las redes.
De ese modo, a falta de doce fechas más, el Madrid llegó a 56 unidades, una por encima del enemigo sempiterno.
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