En la panadería de Mataguá, un poblado del muicipio villaclareño Manicaragua, los panes destinados a la canasta básica se producían con un gramaje muy por debajo de lo establecido en las normas comerciales del alimento, lo que obligó a paralizar la venta y comenzar a asignarle dos panes a cada consumidor.
“En todos los años que llevo al frente de la EPPA había visto otras violaciones, pero nunca algo tan grosero, reconoció Juan Miguel González, director provincial de esa empresa, popularmente conocida como Pan y dulce, y que a menudo genera disimiles críticas entre los consumidores villaclareños.
“A partir de las reiteradas denuncias y opiniones negativas del pueblo de Manicaragua con respecto al peso y la calidad del pan, nosotros creamos una comisión y visitamos varias panaderías de ese municipio. Como parte del chequeo se detectaron graves problemas de higiene, con mucha suciedad en los establecimientos, y también un alto grado de descontrol en los almacenes, sin la existencia de los vales comerciales y otros documentos exigidos", explicóante la emisora santaclareña CMHW.
Según dijo el directivo, en la panadería de Mataguá, tras pesar 600 unidades se pudo comprobar que los panes solo promediaban 49 gramos, en lugar de los 80 gramos establecidos por norma, o sea casi el 50% del peso reglamentado. Fue por eso que debimos paralizar la distribución y comenzar a distribuir dos panes por persona para llegar los 80 gramos. Sin embargo, unos 3 mil 864 consumidores resultaron afectados y “les será pagada la deuda de panes en los próximos días”, aseguró González.
En un solo día la afectación productiva de la mencionada panadería se contabilizaba en un faltante de 275 kilogramos de pan; 203,9 Kg de harina; 8,2 Kg de azúcar, 2,2 litros de aceite y 4 Kg de sal, afectación económica que según el directivo tendrá que ser resarcida.
En otras panaderías se apreció una situación similar a la antes descrita, y además de las violaciones ya mencionadas se descubrió que algunos horneros no eran trabajadores de las unidades, mientras que los administradores se encontraban fuera de la provincia sin la debida autorización ni consentimiento de la empresa, explicó González.
Ante la publicación radial de la denuncia varios oyentes se comunicaron con la emisora radial CMHW para pedir que se inspeccionaran también sus panaderías pues en ellas se observan idénticas situaciones. De hecho, hace solo unos meses atrás CiberCuba se hizo eco de otro chequeo realizado por las panaderías de Caibarién donde se apreciaron serías irregularidades en el proceso productivo, sustracción de recursos y alto grado de suciedad en las bandejas y mesas de elaboración.
En aquella oportunidad el mismo director de la Empresa Provincial Productora de Alimentos prometió que cada uno de los trabajadores implicados serían retirados de sus puestos de trabajo, para evitar que situaciones tan desagradables se volvieran a repetir. Sin embargo, lo descubierto ahora en Manicaragua prueba la persistencia del problema.
Mientras que los panaderos cubanos continúen cobrando mensualidades simbólicas por realizar su trabajo, sustraer un kilo de harina y medio litro de aceite de las unidades donde laboran reportará beneficios económicos superiores y por lo tanto serán prácticas habituales, como sucede en muchos otros sectores de la economía cubana.
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