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El profeta Alejandro ya sabe el impacto del coronavirus en la economía mundial

Tuitear puede resultar hasta divertido, pero la pandemia mundial de coronavirus y la economía de Cuba en la UVI, aconsejan, cuando menos, sensatez.

Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación de Cuba © Mesa Redonda
Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación de Cuba Foto © Mesa Redonda

Este artículo es de hace 4 años

Después de la Mesa Redonda de este viernes, cuando el gobierno comunista de Cuba pareció reaccionar y anunció medidas similares a las tomadas en el resto del mundo, el ministro de Economía, Alejandro Gil, se reveló como profeta y, reveló que conoce el impacto del coronavirus en la economía, aunque no ofreció detalles que sustenten su descubrimiento.

El ministro cubano soltó varios tuits, pero en concreto, hay uno que me produce especial rechazo, y que paso a citar, porque va a ser objeto de este artículo, y cito textualmente:

Me rindo a sus pies. Cuando existe un absoluto desconocimiento entre los economistas de todo el mundo sobre las consecuencias económicas del COVID 19 y la gravedad, intensidad y duración de su impacto en los distintos países, el ministro de economía de Cuba dice que ya están haciendo ajustes a la estrategia económica para enfrentar el nuevo contexto.

Ergo, ¿ya tiene información del impacto previsible?; ¿alguna idea, por pequeña que sea?

Lo dudo. Nadie es capaz en este momento de estimar el impacto sobre la producción, el empleo, el consumo, la inversión, de una pandemia que va a golpear a la economía mundial como nunca antes ha ocurrido. Y este desconocimiento me temo que está bastante extendido, tanto que ni siquiera CEPAL ha sido capaz de estimar en impacto de la crisis sobre los distintos países de la región en un reciente informe. Lo mismo ocurre a la Unión Europea, y los más grandes como EEUU o China están valorando escenarios posibles mientras que las estrategias aún están por definir.

En esas condiciones, que el Ministro cubano de Economía anuncie públicamente que el nuevo contexto ya es conocido, porque si no fuese así qué sentido tiene hacer ajustes en la estrategia económica, nos lleva a exigir que proporcione de manera inmediata esa información que dice tener, que actúe de manera responsable y que sea transparente y no oculte lo que sabe.

Porque ciertamente, si es así, y conoce lo que va a pasar como consecuencia del COVID19, su contribución al resto de países del mundo podría ser formidable. Como me temo que va de farol, en una partida peligrosa de póquer en la que no se sabe bien quién es el otro jugador, lo mejor que puede hacer es callar.

Y aquí viene la segunda parte del tuit de marras del también vice primer ministro del gobierno de Cuba, porque no contento con decir que sabe lo que va a ocurrir, el ministro aprovecha la ocasión para vender humo, y cito textualmente, “tenemos la fortaleza de que aquí no decide el mercado, ni los organismos financieros internacionales. El pueblo es la prioridad”.

Lo siento. No puedo estar de acuerdo. Que el mercado no decida, no es ninguna fortaleza. Al contrario, puede ser una calamidad.

No es extraño que, la corte de corifeos del régimen comunista cubano se haya dedicado en los últimos días a desinformar sobre supuestos precios astronómicos de mascarillas o geles antisépticos en establecimientos de Madrid o New York.

No es cierto. Los precios han subido, pero en línea con el mercado, pese a que la demanda ha sido explosiva, y la oferta, concretamente en el caso de España donde se han producido confiscaciones inexplicables, se ha visto reducida. Que el ministro de pábulo a estos mensajes no parece correcto para una autoridad de un gobierno que se pretende serio.

Por el contrario, hay que decir al ministro comunista que el mercado en aquellos países en que rige el funcionamiento de las economías, ha conseguido salvar la situación, lejos de crear cualquier calamidad. Las tiendas y comercios no se vacían, no se han impuesto restricciones al uso de carburantes, los servicios funcionan con absoluta normalidad y los camiones siguen transportando mercancías de modo que la sensación de normalidad, a pesar de la cuarentena, es una realidad.

La gente consume horas de televisión en streaming en las casas, los niños y estudiantes utilizan la educación online y mucha gente teletrabaja. Y en ello está detrás el mercado, asignando recursos con eficacia, y no creando calamidades.

En Cuba, donde el Ministro de Economía hace alarde de la independencia del mercado, ya veremos qué ocurre cuando la gente empiece a buscar los más elementales alimentos en las vacías bodegas comunistas y tiendas dolarizadas por decreto oficial. La auténtica calamidad de Cuba es que tales productos no los hay en las condiciones habituales y normales, de modo que cuando empiece el aislamiento, que empezará en algún momento, una vez mas se acordarán, pero para bien, del mercado.

Y hace mal el ministro de atacar a los organismos internacionales. Debería estar al tanto de todo lo que dicen ellos en estos días, porque la salida de la pandemia debe ser global e involucrará a todos los países en la gran empresa, de ahí que lanzar ataques absurdos contra estas instituciones no parece que sea la función de un dirigente de Cuba.

En cuanto al “pueblo”, recomiendo al ministro que lea la introducción de este artículo. El pueblo del que él habla, el que requiere a su gobierno protección y cuidado, cierre de fronteras, atenciones alimentarias, medicamentos, equipos de protección es precisamente la sociedad que él, su gobierno y su partido único consideran el “enemigo de la revolución”.

Ese pueblo hace bien de no callar y de elevar su voz para que se resuelvan sus problemas. Tal vez al ministro le guste más dirigirse a otro pueblo, el que permanece atemorizado, en silencio y obediente a las consignas comunistas y revolucionarias.

Ese otro pueblo va a observar y evaluar con mucha atención a su régimen y gobierno en esta crisis y actuará en consecuencia. Tal vez este ministro de Economía, en otro tuit profético, también anuncie lo que va a ocurrir en Cuba.

La crisis del coronavirus será de tal impacto en el mundo y sabiendo, ¡quien mejor que el ministro de Economía y Planificación!, que la economía de su país lleva meses en terapia intensiva, lo menos que debe hacer un responsable gubernamental es sensato, prudente.

Ya tenemos profeta de Cuba, de nombre Alejandro. Solo necesitamos que acierte, por el bien de todos.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Elías Amor

Economista, Miembro del Consejo del Centro España-Cuba Félix


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