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El impacto del coronavirus y políticas comunistas sobre el sector privado de Cuba será demoledor

Las primeras medidas del gobierno para pequeños empresarios privados no invitan al optimismo porque discriminan a un amplio sector y benefician al turístico

Dulcería privada en La Habana © CiberCuba
Dulcería privada en La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Poco a poco se han ido conociendo algunas de las medidas con las que el gobierno comunista cubano quiere reducir el impacto del COVID 19 sobre la actividad del sector privado en la isla, liderado por las pequeñas empresas de los trabajadores por cuenta propia y sus negocios.

En concreto, al parecer el régimen ha aprobado un grupo de medidas fiscales, laborales y crediticias que, en líneas generales, se asemejan a las que ya están adoptando otros países para sus trabajadores autónomos y profesionales independientes.

En contra de lo que cabría esperar, estas medidas ya han recibido valoraciones positivas por parte de algunos cuentapropistas cubanos en sus mensajes en Twitter, y se califican como “un importante apoyo para los miles de emprendimientos que ahora mismo están completamente afectados por la situación epidemiológica mundial” dice Oniel Díaz, co fundador de AUGE y MP de Kreab en Cuba, que actúa como consultor de negocios privados.

Además, añade que “ha sido una decisión acertada ver al primer ministro recabando del sector privado cooperación para lograr que los más de 11 mil turistas que están alojados en arrendamientos privados puedan salir de Cuba, no es un detalle menor”.

E insiste finalmente en el hilo que “cooperación, alianzas y diálogo son las herramientas que tenemos a mano para enfrentar juntos, además de este reto, todos los que tenemos por delante en la economía nacional.

Me temo que, con los datos que disponemos en este momento, hay que rebajar bastante estas expectativas y decir que, con estas medidas, lo más probable es que en el conjunto del sector privado cubano tendrá lugar una mortalidad elevada de pequeños negocios y establecimientos.

Tengo la impresión que las medidas se han diseñado específicamente para el sector turismo, y no han tenido en cuenta que la realidad del trabajo por cuenta propia en Cuba es mucho más diversa y variada, afortunadamente. Lo que debería haber exigido una reflexión y un planteamiento más certero.

Entiendo que la mortalidad de negocios no ocurrirá, por ejemplo, en el caso del alto funcionario del régimen que alquila habitaciones a turistas extranjeros en su residencia en Plaza o Miramar, porque los ingresos que obtiene de esta actividad son un complemento de su sueldo, que de por si es superior a la media.

A este alto funcionario incluso, le pueden resultar beneficiosas las rebajas fiscales anunciadas, porque no van a llegar viajeros en los próximos meses y sus ingresos extras caerán en picado, lo que reducirá de forma transitoria su nivel de vida, situación que se verá aliviada por menos impuestos. La renegociación de un préstamo, entre las medidas crediticias, igualmente también le puede beneficiar.

En estos casos de medio pensionistas de actividad emprendedora, que hay muchos en Cuba, el impacto del COVID19 y de las medidas que se detallan más abajo, puede ser intrascendente, siempre que el gobierno mantenga sus empleos y sueldos intactos.

El problema vendrá para aquellos cubanos que han apostado, en exclusividad, por la actividad por cuenta propia, y no solo en el turismo, desprendiéndose en la medida de sus posibilidades, de los lazos de dependencia del poder estatal omnímodo.

Pensemos, por ejemplo, en los valientes miles de ciudadanos que viajan a diario con pasaportes españoles, a los mercados de la zona en Cancún, Guyana, Panamá, República Dominicana, e incluso Haití y se aprovisionan de todo tipo de artículos para realizar después su comercialización en la isla.

Este canal va a quedar frenado bruscamente por los cierres generalizados de fronteras, y no conviene perder de vista que ha estado generando el suministro principal de bienes y servicios imprescindibles para el funcionamiento de muchos pequeños negocios.

Sin este aporte, la mortalidad mercantil será elevada, ya que en estos momentos no se puede esperar del régimen comunista una mejora de los procesos de distribución logística en Cuba.

Y qué puede esperar de las medidas anunciadas el agricultor arrendatario de tierras que se encuentra con una parálisis de los suministros y medios de producción que no se obtienen en la economía local. Que se han olvidado completamente de él, salvo los endeudados con el banco que podrán renegociar créditos.

Las cosechas se tendrán que recoger, transformar y llevar a los mercados, y en una situación de aislamiento, con dificultades para reclutar trabajadores y extremando medidas de higiene, cabe preguntarse qué puede ocurrir con los trabajadores por cuenta propia que acercan la mercancía y los alimentos a los hogares, como los e intermediarios y carretilleros.

Incluso los aguerridos boteros de Cuba, tan solo podrán beneficiarse de las medidas previstas por reducción de ingresos o cambios en los créditos, si los tuvieran. En este caso, la cuestión es que los boteros no solo transportan a turistas sino al grueso de la población, porque el país carece de adecuados transportes públicos.

De modo que -cuando comience el aislamiento y decaiga la demanda de viajes de los nacionales- la situación será mucho más grave. A los boteros no les parecerá justo y tienen toda la razón en que solo se reduzca en un 50% el pago de las cuotas mensuales al sector gastronómico. ¿Por qué no a ellos también?

Con estas consideraciones, lo que se quiere trasmitir es que las medidas del régimen comunista cubano, siendo interesantes para el turismo privado, están enfocadas para algo menos del 3% del PIB de la economía, aunque la actividad privada en restauración y alojamiento sea importante, la realidad es que el grueso de los viajeros se aloja en hoteles del conglomerado de empresas militares y utiliza los servicios de esta red.

El resto de la rica y variada economía privada de profesionales, diseñadores, vendedores, prestadores de servicios personales, en ámbitos como los descritos y otros más, se encuentran desamparados y ante una evidente falta de respuesta por parte de las autoridades, que deberían ir arreglando conforme avance la crisis. Si no fuera así, el paisaje después del COVID19 para el emergente sector privado cubano sería muy lamentable.

A continuación, las medidas anunciadas en la Mesa Redonda del 20 de marzo:

Fiscales

Exención del pago de impuestos para los negocios que suspendan sus actividades por solicitud propia o por decisión gubernamental.

Reducción de un 50% en el pago de las cuotas mensuales en el caso de actividades gastronómicas.

Autorizar a los gobiernos de los polos turísticos y sitios de alta concentración turística a reducir los montos de las cuotas mensuales.

Disminución a una sola cuota mínima en las cuentas bancarias fiscales.

Laborales

Protección salarial para los trabajadores contratados que continúen laborando la cual no podrá ser inferior al salario mínimo del país

Extensión del plazo de autorización para los trabajadores designados que se encuentren sustituyendo a un titular que esta fuera del país y no va a poder regresar antes de los 3 meses.

Crediticia

Suspender el cobro de los créditos otorgados los cuales serán reestructurados.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Elías Amor

Economista, Miembro del Consejo del Centro España-Cuba Félix


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