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Costureras de Santiago de Cuba con enfermedades de riesgo fabrican nasobucos en sus casas

La provincia debe producir 59.000 unidades de mascarillas, que irán a instituciones de salud y centros de aislamiento de sospechosos de coronavirus.

Costurera haciendo un nasobuco © ACN
Costurera haciendo un nasobuco Foto © ACN

Este artículo es de hace 3 años

Alrededor de 20 costureras de Santiago de Cuba, con padecimientos de enfermedades de riesgo o que tienen niños pequeños, trabajan a distancia en sus hogares en la confección de mascarillas protectoras contra el coronavirus.

Las obreras, pertenecientes a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Confecciones Costa Santiago, reciben en sus casas los recursos necesarios para coser los nasobucos.

La empresa tiene la misión de entregar 59.000 unidades de este artículo, las cuales serán destinadas a instituciones de salud y centros de aislamiento de personas sospechosas de portar la COVID-19.

Migdalia Guerrero Guerrero, jefa del departamento técnico-productivo de la entidad, reveló a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que en dos pedidos anteriores produjeron 219.500 mascarillas.

“Ahora están insertadas las fábricas de los municipios de Contramaestre, San Luis, Songo-La Maya y el complejo industrial en la ciudad cabecera, donde se labora un turno de trabajo y son rigurosas las medidas sanitarias como el empleo del hipoclorito de sodio, llevar el nasobuco permanentemente y la separación de más de un metro entre las operarias con sus máquinas”, detalló la dirigente.

“Para la confección está garantizado el hilo y el tejido requerido en ese tipo de artículo para la protección sanitaria”, recalcó.

Además de las costureras, cortadores, mecánicos, auxiliares generales y otro personal de apoyo en fábricas y talleres de la provincia han sido movilizados estrictamente para la producción masiva de máscaras de protección contra el coronavirus.

Las autoridades han dispuesto su uso obligatorio por parte de la población, como medida para tratar de frenar el avance de la pandemia de la COVID-19 en el país, que hasta este sábado ha dejado 1.611 casos positivos y 66 fallecidos.

En el último mes se ha incrementado el control policial en las calles de Cuba, donde se han registrado numerosos incidentes de abusos hacia la ciudadanía, por supuestas violaciones de las normas implantadas por el Ministerio de Salud Pública.

El pasado martes, en la localidad de Santiago de las Vegas, en el municipio Boyeros, en La Habana, dos policías de la patrulla 657, le exigieron “con muy malas formas y golpes” a un hombre que padece trastornos mentales, que usara correctamente el nasobuco.

El hecho fue denunciado a CiberCuba por un familiar de la víctima que pidió mantenerse en el anonimato por temor a posibles represalias.

“Ese no es modo de tratar a un vecino que está enfermo, tiene un comportamiento pacífico y es querido por todos en el vecindario”, criticó.

Recientemente también se conoció el caso de una mujer en el municipio de Quivicán, en la provincia de Mayabeque, a quien la arrestaron y sancionaron por defender a otra ciudadana que había sido multada en una cola por bajarse un momento el nasobuco para tomar agua.

Ambas estaban aguardando su turno para comprar productos de primera necesidad, cuando la detenida comenzó a protestar contra lo que consideraba una actuación abusiva hacia su coterránea. Debido a ello, el oficial de la policía le pidió su documentación y le notificó que estaba arrestada “bajo cargos de desacato y resistencia”.

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