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Trump y el tardocastrismo jugando al ping pong

Extremos de una desgracia anunciada.

La crisis se ha endurecido en Cuba por el coronavirus © CiberCuba
La crisis se ha endurecido en Cuba por el coronavirus Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 3 años

Donald Trump y el tardocastrismo se han aficionado a jugar al ping pong político contra el pueblo de Cuba, azorado y lleno de incertidumbre ante la insensibilidad y el menosprecio de la Casa Blanca y el Palacio de la Revolución, que se retroalimentan mutuamente para alborozo de los mediocres y pusilánimes de ambas orillas.

La actual administración norteamericana ha elegido el peor momento político para entorpecer el envío de remesas, buscando apretarle las tuercas a la casta verde oliva porque las sanciones contra FINCIMEX -eliminando el envío de dinero via Wester Unión y otras agencias- encaja perfectamente con la ofensiva tardocastrista de bancarizar el mayor porcentaje posible de ayudas económicas familiares.

El Partido Comunista de Cuba (PCC) sigue controlando en buena medida los mensajes a la población, especialmente en las zonas con menores índices de conectividad a Internet, y venderá las medidas anunciadas este miércoles por Mike Pompeo como un recrudecimiento del embargo y se aprovechará -una vez más- de la agresividad norteamericana para justificar su desastre económico.

La Mesa Redonda y demás espacios informativos se llenarán de lacrimógenos y henchidos mendigos proclamando que Cuba salva, mientras Estados Unidos asesina negros y que las instigadas y manipuladas protestas callejeras y saqueos anuncian que Trump perderá las elecciones.

El coronavirus, como toda pandemia, tiene un componente emocional que influye en las psiquis individual y colectiva de los pueblos y no pasaba nada si los coroneles-gerentes de FINCIMEX siguen manejando parte de las remesas hasta que el mundo y Cuba respiren.

La política se articula entres elementos esenciales: Oportunidad, proporcionalidad y resultados. Las sanciones anunciadas este miércoles son inoportunas, desproporcionadas y de dudosos resultados porque complican aún más la vida de los cubanos y propiciará remesas banco a banco, como ansía La Habana.

El malo de Trump limita a mil dólares trimestrales, 333 dólares mensuales, el envío de dinero desde Estados Unidos a Cuba, donde pocas personas ganan esas cifras y la revolución de los humildes vende alimentos, aseo y medicamentos con un beneficio de más del 200% y en una moneda que vale -de momento- 25 veces más que el peso cubano, con que paga salarios y pensiones.

La reacción de La Habana no es más que otra pose para combatientes, cederistas, incautos y las brigadas de respuesta rápida cibernéticas y la reiteración de su cinismo político que ha consolidado el espejismo de que la mafia anticubana, gusanos, gusañeros y emigrados tienen la OBLIGACIÓN de sostener a la dictadura que los pateó y patea o dejar de morir de hambre a su familia.

¿Por qué La Habana no ha reaccionado eliminando el gravamen del 10% a las operaciones en efectivo con dólares norteamericanos; rebajando las tasas por servicios consulares y anunciando la libre importación de alimentos y medicinas, una vez que se reabran las fronteras aéreas y marítimas?

¿Por qué el gobierno cubano no ha anunciado ya una rebaja del precio de alimentos y artículos de aseo personal y de las tarifas de Etecsa?

Porque el pataleo antiimperialista genera más plusvalía política que reformar la economía para conseguir que todos los cubanos desayunen, almuercen y coman con tranquilidad y sosiego; sin necesidad de hacer colas desde la madrugada para comprar lo que aparezca.

Raro gobierno, muy solidario con las tribus zurdas del mundo, y tan egoísta y rapiñero con su pueblo noble, instruido y vejado por la maldita circunstancia de la pobreza por todas partes.

El exilio cubano sigue sin reaccionar y desperdiciando el inmenso caudal político que representan las remesas anuales por valor de tres mil millones de dólares y no se atreve a decirle a la dictadura que la solución pasa por el reconocimiento mutuo y una negociación beneficiosa para ambas partes, incluida la libertad de Cuba.

Quien paga, manda; reza un viejo proverbio. Y resulta inexplicable que un exilio tan exitoso y solidario sea tan incapaz y cobarde políticamente. Muchacho, tu estás loco, no te van a dejar entrar más a Cuba... recomiendan algunos bien intencionados y temerosos que siguen si ver las caras de miedo del Buró Político y ven a la Seguridad en cada esquina.

La oposición anticastrista debe insistir en una Agenda Cuba, que pase por la ratificación gubernamental de los pactos de derechos humanos de Naciones Unidas, y una negociación plural y respetuosa en la que deje claro que 61 años de castritis aguda han convertido a la isla en una neocolonia de remesas Made in USA.

Cuba no produce nada, excepto alquileres de sanitarios, discursos delirantes y emigrados a cualquier destino. El azúcar fue extinguido y el renqueante turismo destrozado con las tarifas del embullo Obama, que espantó a los clientes habituales y convirtió a La Habana en una ciudad de timbiriches difuntos.

El segundo semestre de 2020 será durísimo para los empobrecidos cubanos, pero también representará una oportunidad para mostrar los valores de la democracia más antigua del mundo, de la fraterna emigración cubana y de constatar el egoísmo, las mentiras y el miedo que corroe a la dictadura más antigua de América Latina.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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