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Hallan muerta a remera paralímpica estadounidense que cruzaba el Pacífico en solitario

Llevaba sola en el mar 60 días, durante los que había remado unos 2.000 kilómetros. Estaba a mitad de su destino final.

Angela Madsen © Twitter / Angela Madsen
Angela Madsen Foto © Twitter / Angela Madsen

Este artículo es de hace 3 años

Una atleta paralímpica norteamericana que intentaba cruzar en solitario el océano Pacífico, fue encontrada muerta el pasado lunes atada a su bote, que se había volcado.

Angela Madsen, de 60 años, se había propuesto ser la primera persona parapléjica y la mujer de más edad en ser capaz de cruzar a remo y en solitario el océano, concretamente desde California hasta Hawai. Partió en abril pasado desde Los Ángeles y debía llegar a los cuatro meses a Honolulo.

Su cuerpo sin vida fue encontrado bocabajo por un helicóptero de la Guardia Costera de Estados Unidos y un carguero alemán.

Su travesía había levantado una gran expectación y un equipo estaba preparando un documental sobre el recorrido, por ello estaba en contacto permanente vía satélite con su esposa y los cineastas. El 21 de junio emitió un último mensaje, por lo que su esposa alertó a la Guardia Costera, que mandó un avión para buscar la embarcación.

“Mañana es un día de baño. Tengo que volver a encadenar mi brida de ancla de proa en caso de que haya una gran tormenta. Se deshizo hace algún tiempo. He estado usando la popa. Encuéntrame con inReach”, fue su último tuit.

Madsen participó en tres Juegos Paralímpicos y estableció seis récords Guinness en competiciones de personas con discapacidad.

Llevaba sola en el mar 60 días, durante los que había remado unos 2.000 kilómetros. O sea, se encontraba a la mitad de su destino final. Hasta el momento no se sabe cómo murió.

“Cuando revisé su correo electrónico, no había devuelto ningún mensaje”, dijo Debra, su esposa, en su muro de Facebook.

“Por el rastreo por satélite, no parecía que estuviera remando el barco, estaba a la deriva. Estaba muy lejos de tierra y la comunicación era complicada. Tenía esperanza, pero ya sentía una sensación de pesadez en el pecho”, admitió.

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