
Vídeos relacionados:
Veo poquísima televisión. Casi nada.
Pero, quiso la suerte, que estuviera solo y la encendiera, para escuchar hablar a alguien mientras me hacía un café, cuando mi dilecto amigo, el crítico y profesor de cine Alejandro Ríos, la recomendaba, justo en ese instante en el programa A Fondo -al que he asistido algunas veces- del periodista uruguayo Pedro Sevcec.
Me lancé a cacharrear en internet y pum, gracias al santo George Méliès, a quien dediqué una velita frente a un pequeño recipiente de agua, de la pila, junto a mi Eleguá, en un acto de pura transculturación religioso-cinematográfica... la encontré.
Es buenísima, se las recomiendo.
Y debe estar en los "paquetes", en todos lados porque es de hace un par de años. Del 2018.
Comienza con un cartel que dice así: En 1938, los científicos alemanes se escindieron por primera vez, naciendo así la era nuclear.
Lo más leído hoy:
Los nazis encomendaron la tarea de construir la bomba atómica al físico Werner Heisenberg, ganador del Premio Nobel. En respuesta, el gobierno de Estados Unidos envió a un jugador de béisbol, judío, para asesinarlo. Su nombre era Morris "Moe" Berg.
Y esta película, dirigida por Ben Lewin, está basada en hechos reales. El intrigante personaje, además de ser un afamado atleta, era graduado de la universidad de Princenton y hablaba, con fluidez, siete idiomas. Aunque conocía como catorce lenguas. Un filtro. Un mechao. Un fuera'e liga.
Con todos esos conocimientos, trabajó para el servicio de inteligencia norteamericano y se infiltró en el corazón de una Europa, ardiendo en llamas, en plena Segunda Guerra Mundial.
Un personajazo y una historia tremenda. Intrigante, a la par que épica. ¡Con esos truenos, no hay quien duerma!
Y como dato curioso -al parecer, y según lo señala el filme- este héroe fue bisexual. Le gustaba el maletero de cualquier carro, para guardar su "herramienta".
Hay una formidable escena -no sé hasta dónde será cierta, pero está muy ingeniosamente escrita- donde le preguntan si se considera "marica". A lo que él responde, luego de una breve pausa: "Soy bueno guardando secretos".
O, un poco más tarde, en esa misma conversación, menciona una frase del poeta y ensayista inglés Samuel Johnson que le sirve de perfecto sayo a esa actitud recalcitrante, retrógrada y obtusa de los "revolucionarios" cubanos, patrioteros, ciegos a ultranza e hipócritas oportunistas, que dice: "El patriotismo es el primer refugio de un sinvergüenza".
¿No es cierto?
¡Chúpate esa mandarina!
Paul Rudd -el mismo de Ant Man, por lo tanto, habituado a escenas con mucha acción, aunque aquí se mueve con un poco más de tranquilidad- encabeza un elenco, secundado por grandes intérpretes, tales como Tom Wilkinson, Sienna Miller, Jeff Daniels, Guy Pearce, Paul Giamatti y la aparición, en un pequeño rol secundario, del mítico actor italiano Giancarlo Giannini, entre otros actores.
Exquisita fotografía, edición, dirección de arte, música y como señalé, anteriormente, avispadísimos diálogos.
Gracias a Alejandro Ríos por su recomendación siempre acertada que extiendo, asimismo, a todo aquel que aún no la haya disfrutado. Se pasa una hora y media bien entretenida. Y es un Hollywood más potable. Se aprende algo.
Puede ser un estupenda opción para pasar -lo correcto sería escribir "hacer pasear"- un rato.
¡No deje de verla!
Archivado en: