Una gran cantidad de naranjas fueron echadas a un vertedero en Ciego de Ávila, luego de que las dejaran ponerse en mal estado, a pesar de la crisis alimentaria que atraviesa Cuba.
"¿Crisis? Sí, sobre todo de valores, estas fotos son de hoy en la mañana en el microvertedero de mi barrio", denunció en redes sociales la cubana Yeline Ruiz Betancourt.
"Algunos prefieren que se pudra la mercancía y tirarla a la basura antes que bajarle los precios para el pueblo", agregó.
En su publicación, Ruiz Betancourt apuntó al trasfondo moral del hecho. "Al tirar este preciado alimento para muchos, los responsables tiraron también su vergüenza y solidaridad. Ser buenos o buenas y hacer lo correcto es cuestión de elección personal, duele saber que tenemos gente así a la vuelta de la esquina", sostuvo.
Muchos cubanos reaccionaron indignados al post.
"Es así. Realmente triste. Se vive a diario con todo. Y es que venden tan caro que con un poco de mercancía ya recuperan el costo, otro poco ya les ofrece grandes dividendos, así que pasan menos trabajo vendiendo y este es el final", comentó un usuario.
"Ante esto me quedo sin palabras, preferir perder a bajar el precio, realmente deja ver la crisis de valores de ciertas personas", apuntó una cubana.
"Lo más doloroso de esto es que estas personas que hacen esto y abusan del bolsillo de sus coterráneos, disfrutan de las gratuidades y bondades de nuestro sistema social", agregó otra.
Esta no es la primera vez que los cubanos denuncian sucesos similares en medio de la escasez de alimentos que padecen cada día en el país.
En junio, un campesino cubano denunció que "150 quintales de piña se echaron a perder por culpa del mal trabajo y la corrupción de dirigentes" de una fábrica en Jagüey Grande, Matanzas.
"Prefirieron que se pudriera antes de vendérsela al pueblo con la necesidad que tenemos hoy en día y la situación en que estamos y ellos solo preocupándose por sus propios intereses", dijo.
En el mismo mes, el periódico Invasor denunció que 12 toneladas de carne de cerdo deshuesada estuvieron guardadas en un frigorífico de Ciego de Ávila por casi dos años y se pudrieron completamente.
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