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Dramaturgo Yunior García: "Una vez más, todo quedó en promesas"

El artista revela que fue sitiado en su domicilio por la Seguridad del Estado y declinó una invitación del MINCULT.

El dramaturgo Yunior García Aguilera © Facebook
El dramaturgo Yunior García Aguilera Foto © Facebook

Este artículo es de hace 3 años

El joven actor y dramaturgo holguinero Yunior García Aguilera, que participó junto a varios centenares de jóvenes artistas e intelectuales cubanos en la protesta del pasado 27 de noviembre a las puertas del Ministerio de Cultura para pedir el reconocimiento de los espacios independientes y el cese de la represión y la censura ideológica en la isla, contó este lunes los detalles del acoso posterior al que fue sometido por la Seguridad del Estado.

García Aguilera también reveló que horas después de que un agente le impidiera salir de su domicilio, se le quitó la vigilancia, se reanudó el servicio de telefonía móvil que le había sido cortado y el viceministro de Cultura Fernando Rojas le envió un mensaje invitándolo a la reunión que tuvo lugar el sábado entre las autoridades culturales y quienes el gobierno definió como "dispuestos al diálogo" y "que no han comprometido su obra con los enemigos de la Revolución Cubana".

El dramaturgo decidió no ir a esa convocatoria. "No me parecía ético con el resto de los 30 que no habían sido invitados", explicó.

García Aguilera estuvo entre las 30 personas que actuaron el 27N como nexo entre la institución y los artistas. Después de llegar a un acuerdo con el viceministro de Cultura, los manifestantes acordaron retirarse del MINCULT. Horas después, muchos de ellos amanecieron con vigilancia policial.

"El viernes me encontré con un oficial de la Seguridad del Estado, sentado en una silla, en los bajos del edificio donde vivo. Me dijo tajantemente que no podía salir de mi casa. (...) Minutos después me cortaron el acceso a Internet y luego descubrí que tampoco podía utilizar el teléfono fijo ni el celular", cuenta Aguilera en su muro de Facebook.

"Procurábamos un consenso de opiniones y posturas muy diversas para llegar a un diálogo con las autoridades. Queríamos que no fuera como esos congresos donde se habla mucho y se logra muy poco. Aspirábamos a salir de esa posible reunión con acuerdos concretos que generaran cambios reales en materia de libertades y derechos", agregó el dramaturgo, en referencia a los sucesos del 27N.

"Temí que los 30, sitiados y hartos de tanta impotencia, emitieran alguna declaración que echara por tierra lo poco que habíamos consensuado luego de largas discusiones. Temí que otras voces nos empujaran hacia un escenario de confrontación. Por eso, desde otro teléfono, le escribí un sms a Juan Pin, el más cercano a mí de los 30, dejando claro que mi firma no debía aparecer en ninguna declaración que no hubiese leído y aprobado", explica.

"Los muchachos del Movimiento San Isidro se ganaron mi solidaridad desde antes de aquel día en que fuimos frente al Mincult. Pero eso no significa que nos conozcamos a fondo o que compartiéramos las mismas agendas. Me pareció sincero dejar claro ese asunto y esperar a tenerlos de frente, para hablar mirándonos a los ojos. Nunca me he tragado el cuento de lo que dicen contra ellos en el NTV. Son artistas, de eso no tengo la menor duda, pero de todos modos debía esclarecer que no soy miembro de su movimiento", añade el artista.

Según su versión, la vigilancia de la policía política le fue retirada por una intercesión del Consejo Nacional de las Artes Escénicas. La vicepresidenta en persona fue a buscarme para llevarme hasta el teatro", donde se representaba su obra Hembra, contó el dramaturgo.

"Al terminar la función de Hembra ya tenía conexión y escribí un mensaje para aquellos amigos que estaban preocupados. Entonces el Ministro llamó para avisar que me invitaba a una reunión que ocurriría al día siguiente en el teatro Abelardo Estorino".

Sobre la reunión de una veintena de artistas jóvenes "de confianza" con las autoridades culturales, García Aguilera añade: "Algunas voces fueron osadas y extremadamente honestas. Sin embargo, los verdaderos cambios comienzan por el lenguaje. Y allí, desde el lado que toma decisiones, se escuchó la retórica de siempre. Una vez más, todo quedó en promesas, en quejas escritas como en un muro de lamentaciones".

Esta semana, varios perfiles en las redes sociales atacaron al dramaturgo y su última puesta en escena, haciendo referencia a supuestos vínculos con una universidad neoliberal en Madrid, así como reuniones con políticos chilenos, en una clásica campaña de desprestigio sin pruebas con las que los medios cubanos pretenden descalificar a los jóvenes manifestantes.

"¿Quién está actuando aquí como un verdadero revolucionario? ¿Quiénes se atrincheran como conservadores de manual?", se pregunta el artista, antes de explicar que no es un mercenario ni acepta injerencias extranjeras.

"Díaz-Canel ha dicho hoy que está dispuesto a dialogar con cualquiera que tenga una opinión honesta aunque sea contraria. Si es para el bien de Cuba y no para lanzar quejas a otro saco vacío, le tomo la palabra. Ponga usted el día, la hora y el lugar. No exijo ninguna condición que no sea la transparencia de ese encuentro. Y quedo a la espera de su respuesta", concluye el dramaturgo.

La reunión con Díaz-Canel también aparecía entre las condiciones que presentaron los representantes democráticamente elegidos del 27N pero que fueron rechazadas por el Ministro y utilizadas para romper cualquier posibilidad de diálogo democrático el pasado viernes.

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