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Familia del enfermero cubano que murió en África combatiendo el ébola recibe sus restos casi 6 años después

Las autoridades no han revelado a los medios por qué han tardado seis años en devolver los restos del occiso a su familia.

Entrega de los restos de Reinaldo Villafranca Antigua y enfermero fallecido © Ministerio de Salud Pública de Cuba/ Facebook y Cubadebate
Entrega de los restos de Reinaldo Villafranca Antigua y enfermero fallecido Foto © Ministerio de Salud Pública de Cuba/ Facebook y Cubadebate

Este artículo es de hace 3 años

Los restos de Reinaldo Villafranca Antigua, colaborador de la salud cubano que falleció de paludismo en Sierra Leona en 2015, fueron entregados a sus familiares casi seis años después de su muerte.

Villafranca, licenciado en Enfermería, murió a los 43 años mientras formaba parte del contingente médico que el Gobierno de La Habana envió al país africano a combatir el ébola.

Este miércoles las autoridades llevaron sus cenizas a su familia, que reside en Los Palacios, municipio de Pinar del Río, según informó el Ministerio de Salud Pública en su muro de Facebook.

“Fueron entregados esta mañana a los familiares los restos fúnebres de Reinaldo Villafranca Antigua, colaborador de la Brigada Henry Reeve, que luchó contra el ébola en África y que falleció de paludismo cumpliendo su misión. Los restos fueron trasladados hasta el Panteón de la Asociación de Combatientes de Pinar del Río”, precisó el post.

El 18 de enero de 2015 el portal web oficialista Cubadebate dio a conocer el deceso de Villafranca. Según la información, el especialista formaba parte del Contingente Henry Reeve. Había arribado a Sierra Leona el 2 de octubre del año anterior y al momento de enfermarse se encontraba trabajando en el Centro de Tratamiento al Ébola de Kerry Town, la capital del país.

Un relato más humano de Villafranca lo dio en 2015 el periodista y escritor Carlos Manuel Álvarez, quien días después de su fallecimiento visitó su humilde vivienda y conoció aspectos de su vida.

Reveló el reportaje de Álvarez, publicado en la revista digital Oncuba, que Villafranca Antigua provenía de una familia disfuncional, con un padre ausente y cinco hermanos mayores, todos "consumados delincuentes y convictos".

De acuerdo con el testimonio de su madre, su hijo fue a África para comprarse una casita y salir de la pobreza en la que vivía junto a ella.

Diez años antes de morir, había sido apuñalado en el paseo principal de Los Palacios. Villafranca, reconocido homosexual, le gastó una broma a un "machorro acomplejado" en el cabaret del pueblo, y el aludido respondió con una violencia que lo puso al borde de la muerte.

Sin embargo, logró rebasar la gravedad y tras varias semanas en terapia intensiva, fue dado de alta. Para ese entonces ya había estudiado enfermería en unos cursos de superación ofrecidos por el Gobierno. Se había especializado en cuidados intensivos y laboró durante un año en la sala de terapia del hospital provincial.

La última vez que el enfermero habló por teléfono con una vecina que era como una madre para él fue el 30 de diciembre de 2014, dos meses antes de su trágico final. La llamó para desearle feliz año y decirle que estaba contento, porque él y sus compañeros habían salvado tres niños.

Hasta el momento las autoridades no han revelado a los medios por qué se han demorado seis años en devolver los restos del enfermero a su familia.

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