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FBI investiga a la Guardia Nacional por temor a ataque interno durante la toma de posesión

Cerca de 25 mil guardias nacionales han llegado estos días a la capital norteamericana para reforzar la seguridad.

Guardias nacionales en Washington DC Foto © Facebook/US Department of Defense

Este artículo es de hace 3 años

Funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos dijeron estar preocupados por la posibilidad de un ataque interno u otra amenaza de los miembros del servicio involucrados en asegurar la toma de posesión del presidente electo Joe Biden, lo que ha llevado al FBI a examinar a todos los soldados de la Guardia Nacional que ingresaron a Washington para el evento, según informa este lunes la agencia Associated Press.

Alrededor de 25.000 miembros de la Guardia Nacional han llegado a Washington desde todo el país, más del doble de las fuerzas de seguridad involucradas de las inauguraciones anteriores.

El periodista de la cadena Univisión, Jorge Ramos, mostraba este domingo en un video el amplio despliegue de policías y militares en la capital norteamericana. “Aquí hay más soldados y policías desplegados que soldados estadounidenses en Iraq y en Afganistán", aseguró.

Diversas fuentes comentaron a AP las serias preocupaciones de seguridad que se han apoderado de Washington después del asalto al Capitolio el pasado 6 de enero por parte de partidarios del presidente saliente Donald Trump.

El ataque al Congreso ha provocado una grave crisis institucional en EE.UU. y un examen crítico del trabajo de sus fuerzas de seguridad.

Se teme que algunas de las mismas personas asignadas para proteger la capital norteamericana durante los próximos días puedan representar una amenaza para el presidente entrante y otras personalidades presentes.

Varias informaciones divulgadas esta semana por otros medios aportan evidencias de que algunos de los asaltantes al Capitolio eran militares, ex militares o personas que habían recibido entrenamiento militar.

El periódico The Washington Post también divulgó un informe interno del FBI de Virginia que avisaba, un día antes del asalto violento al Capitolio, de que los ultras estaban planeando viajar a Washington ese 6 de enero con el fin de llevar a cabo actos violentos.

El documento contradice la versión inicial de la agencia federal, según la cual no disponía de información sobre la inminente amenaza.

El mismo medio reveló que el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, estuvo "peligrosamente cerca" de encontrarse con los asaltantes.

Hasta ahora, solo un par de miembros en servicio activo o de la Guardia Nacional han sido arrestados en relación con el asalto al Capitolio, que dejó cinco muertos. Por su parte, el Departamento de Justicia ha informado de casi un centenar de imputados por delitos graves relacionados con la sedición y la conspiración.

El secretario del Ejército, Ryan McCarthy, dijo a Associated Press este domingo que los funcionarios están conscientes de la amenaza potencial que deben enfrentar y advirtió a los comandantes que estén atentos a cualquier problema dentro de sus filas a medida que se acerca la inauguración.

"Continuamente estamos pasando por el proceso, y examinamos dos y tres veces a cada una de las personas asignadas a esta operación", dijo McCarthy en una entrevista después de que él y otros líderes militares pasaron por un exhaustivo simulacro de seguridad en preparación para la inauguración del miércoles.

Varios funcionarios dijeron que el proceso de criba del FBI comenzó cuando las primeras tropas de la Guardia comenzaron a desplegarse en D.C. hace más de una semana.

La investigación del FBI implicaría pasar los nombres de las personas a través de bases de datos y listas de vigilancia mantenidas por la oficina para ver si surge algo alarmante. Eso podría incluir la participación en investigaciones anteriores o preocupaciones relacionadas con el terrorismo, dijo a AP David Gómez, ex supervisor de seguridad nacional del FBI en Seattle.

Las sospechas esta vez están centradas en militantes de extrema derecha, supremacistas blancos y otros grupos radicales, que creen en las infundadas acusaciones de Trump de que le robaron las elecciones, una afirmación refutada por muchos tribunales, el Departamento de Justicia y funcionarios republicanos en estados clave en el campo de batalla.

Técnicamente, es el Servicio Secreto el que está a cargo de la seguridad de la toma de posesión, pero hay una amplia variedad de personal militar y policial involucrado, que van desde la Guardia Nacional y el FBI hasta el Departamento de Policía Metropolitana de Washington, la Policía del Capitolio y la Policía de Parques de los EE. UU.

El principal escenario previsto en los simulacros es un ataque de personas armadas, o la utilización de posibles explosivos. McCarthy aseguró a AP que los informes de inteligencia sugieren que los grupos están organizando manifestaciones armadas antes del Día de la Inauguración, y posiblemente después de esa fecha.

El objetivo clave, dijo, es que la transferencia de poder de Estados Unidos ocurra sin incidentes.

“Esta es una prioridad nacional. Tenemos que tener éxito como institución”, dijo McCarthy a AP. "Queremos enviar el mensaje a todos en los Estados Unidos y al resto del mundo de que podemos hacer esto de manera segura y pacífica".

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