Recientemente La Joven Cuba, un proyecto que dice "trabajar por un país justo, democrático y sostenible", envió una carta al presidente norteamericano Joe Biden en la que le pide que levante el embargo a la Isla de manera unilateral e incondicionalmente.
Según este documento, Cuba no es perfecta pero Estados Unidos tampoco lo es. Este planteamiento, así sin matices, trata de equilibrar en una balanza a una democracia con una dictadura. EE.UU. es un país imperfecto, pero Cuba es un régimen totalitario que criminaliza el disenso y viola los derechos humanos fundamentales de sus ciudadanos. Tratar de igualar ambos países es un acto de equilibrismo inmoral.
No contentos con esto la misiva continúa planteando: “Levantar las sanciones incondicionalmente sería el paso principal y un acto de coraje moral” y “dada la asimetría de poder entre Estados Unidos y Cuba y la unidireccionalidad de las sanciones, es responsabilidad estadounidense dar el primer paso”.
¿Acaso olvidan que ya la Administración de Barack Obama de manera unilateral y sin condiciones dio el primer paso? ¿Y qué cambió para los cubanos?
Si la política de Obama hacia Cuba demostró algo fue que no cambió mucho la vida de la mayoría de los cubanos, si acaso fue peor para activistas, opositores y periodistas independientes. No hubo una sola medida del Gobierno cubano encaminada a restaurar los derechos y libertades que nos suprime.
Justo al final del discurso de Obama en el Teatro Alicia Alonso (discurso que cita la carta de La Joven Cuba) agentes oficialistas, como el monigote Yusuam Palacios, salieron a atacarlo. Aún no había salido de Cuba y ya la prensa y la TV del PCC se dedicaba a atacar el mensaje del presidente norteamericano.
Con el acercamiento hacia Cuba, Obama unilateralmente tomó la mayor cantidad de medidas posibles para aliviar el embargo dentro de sus posibilidades como presidente de Estados Unidos. Las medidas tomadas son conocidas por todos, algunas como la eliminación de la política de Pies secos/pies mojados no fueron para beneficio del pueblo cubano, sino una concesión unilateral al Gobierno cubano.
¿Hubo una apertura recíproca del Gobierno cubano con su propio pueblo?
Ninguna. Dicen algunos que la apertura de internet en la Isla fue resultado de las negociaciones con Obama, pero ni siquiera eso. La realidad es que si el Gobierno no necesitara remesas, los cubanos no tuviéramos Internet, teléfonos celulares; seguiríamos sin poder entrar a los hoteles; sería ilegal la tenencia de divisas y las tiendas con productos "capitalistas" seguirían llamándose Diplotiendas, solo para extranjeros.
Pretender que con un nuevo acercamiento y eliminación de sanciones de manera unilateral por parte de la Administración de Joe Biden las cosas en Cuba van a cambiar “por arte de magia” es una idea de ilusos o un planteamiento interesado.
¿Si el Gobierno de USA ya le tendió la mano a los Castro y estos saltaron a ladrar y morder, por qué deberían hacerlo nuevamente?
Biden no tiene por qué repetir la historia de Obama. No debería hacer nada más allá de algunos cambios necesarios y justos para mejorar las relaciones de las familias divididas por el exilio y la migración: reabrir la embajada en La Habana, restaurar los vuelos para cubanoamericanos y facilitar los trámites de reunificación familiar, por ejemplo.
Hoy es el Gobierno cubano el que debe dar el primer paso y restaurar los derechos que nos ha suprimido durante más de 60 años. Es lo justo y necesario para comenzar a normalizar sus relaciones con los cubanos dentro y fuera de Cuba. Biden puede esperar.
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