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Hacinados en una guagua y con música a todo volumen: Cubanos se quejan de centros de aislamiento por coronavirus

El centro fue habilitado en la base de campismo “Los Cocos”, en el municipio Santa Cruz del Norte de la provincia de Mayabeque.

Transporte público en La Habana (imagen de referencia) © Granma
Transporte público en La Habana (imagen de referencia) Foto © Granma

Este artículo es de hace 3 años

Varias quejas de cubanos sobre las condiciones en los centros de aislamiento para sospechosos de coronavirus han sido compartidas en diferentes plataformas desde el surgimiento de estos locales a comienzos de la crisis sanitaria en la isla.

Este sábado, el periódico oficialista Juventud Rebelde se hizo eco en la sección “Acuse de recibo” de la queja del lector Camilo Conde Rodríguez, residente en la localidad de Jaruco, provincia de Mayabeque.

Conde refirió que él, su familia y otros vecinos del poblado estuvieron internados en el centro de aislamiento para sospechosos de COVID-19 habilitado en la base de campismo “Los Cocos”, en el litoral norte.

Aunque destacó la buena atención de los trabajadores del local, denunció que el ómnibus en que habían sido trasladados no les permitió descender obligándoles a permanecer en él por más de media hora. El vehículo estaba lleno de personas, incluyendo niños y ancianos.

Al tratarse de sospechosos de portar la enfermedad, naturalmente los pacientes se preocuparon ante el riesgo de que alguno de los pasajeros estuviera infectado y contagiara al resto en el interior del ómnibus.

Solo les permitieron abandonar el ómnibus después de insistentes reclamos de los pasajeros, y bajo protesta de quienes les recibieron.

Otro inconveniente que Conde expuso fue la música a altos volúmenes y por largo tiempo, ininterrumpidamente, durante el internamiento, sin considerar el estrés y las preocupaciones de quienes se encontraban en el centro.

“No critico el tipo de música, afirma, sino la extensión en el tiempo de la misma: entre semana, de más de ocho horas ininterrumpidas, y el domingo de más de diez horas, lo que se volvió insoportable, obligando a tener en algunos casos las ventanas cerradas para amortiguar el impacto”, contó en su misiva.

Conde dijo que las inquietudes se les habían transmitido a los directivos del centro, pero no les dieron solución. “Considero que faltó empatía por parte de los que dirigen la recepción y permanencia de quienes están en aislamiento. Que no hubo iniciativa y actuaron con rigidez, sin considerar que en la situación nuestra pudieran en algún momento estar ellos o sus familiares”, aseguró.

“Creo que no han interiorizado que Los Cocos dejó de funcionar como campismo y ahora es un centro de aislamiento para sospechosos de contagiarse de la COVID-19”, agregó el lector.

A comienzos de enero, una joven cubana denunció una situación mucho más penosa en un centro de aislamiento de la provincia Ciego de Ávila, donde la alimentación y la higiene eran precarias.

El gobierno cubano no ha publicado una cifra oficial de la cantidad de centros de aislamiento con los que cuenta el país. Sin embargo, el aumento de casos registrados en las últimas semanas ha provocado que más instalaciones, como el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas “Vladimir Ilich Lenin”, se incorporen a tales funciones sanitarias.

En el caso de los turistas y cubanos residentes fuera de la isla, las autoridades ofrecieron reservas en hoteles para cumplir el periodo de aislamiento obligatorio impuesto por el gobierno con el fin de contener la propagación de la enfermedad.

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Maykel González

Periodista de Cibercuba. Graduado de Periodismo por la Universidad de La Habana (2012). Cofundador de la revista independiente El Estornudo.


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