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Hijo del preso político cubano Pablo Moya: Rebasó el coronavirus pero sigue sin atención médica

Daineris Moya García, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), denunció que su padre, de 65 años, atraviesa las secuelas que ha dejado el coronavirus en su cuerpo.


Este artículo es de hace 2 años

Daineris Moya, hijo del prisionero político cubano Pablo Moya, denunció la falta de atención médica en que está sumido su padre, recluido en la prisión de Boniato, justo cuando se recupera del Covid-19.

Desde su cuenta de Facebook, Daineris Moya García, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), denunció que su padre, de 65 años, atraviesa las secuelas que ha dejado el coronavirus en su cuerpo.

“Me comunicó (el padre) mediante una llamada telefónica, que a pesar de que pudo rebasar la Covid-19 en la prisión de Boniato, sigue falta de atención médica”, comienza su denuncia Moya García.

Sobre las comorbilidades que presenta el preso político, que agravaron el cuadro de Covid-19, el hijo agrega:

“Ha presentado varias patologías, es hipertenso, padece de arritmia cardiaca, trastorno digestivo ya que fue intervenido quirúrgicamente debido a la perforación de una úlcera intestinal. Comenzó a presentar atrofia muscular en una de sus manos, ésta última denominación fue dada por el personal médico de la prisión”.

El hijo asegura que el personal de salud del centro penitenciario de Boniato, en Santiago de Cuba, no le ofrece a su padre la atención requerida.

“Todo parece indicar que independientemente de las secuelas que deja la enfermedad del coronavirus, el personal médico asignado para su debida atención ha determinado no atenderle , o por lo menos eso pretenden”.

“Mi padre para lograr un ritmo cardíaco normal está medicado por los especialistas con Verapamilo, un medicamento que no le puede faltar. Pues les diré que no hay maneras de que el médico que le prescribe los medicamentos le suministre la dosis que necesita”, explica sobre la cardiopatía que presenta el prisionero de conciencia.

Según explica Daineris, “la vida de su padre corre peligro”. Ante la escasez de medicamentos que atraviesa el país, donde la industria nacional, tan deprimida, no consigue cubrir la demanda de antibióticos, analgésicos y otros fármacos, la atención a pacientes en centros penitenciarios se torna crítica.

Actualmente, más del 30% de la población adulta en Cuba padece de hipertensión arterial, según datos gubernamentales. Diuréticos, betabloqueantes y otros medicamentos orientados a personas hipertensas están dentro de los grupos de fármacos estrictamente controlados, con una gran demanda, y prácticamente desaparecidos.

“La última vez que conversé con el personal médico me dijeron que este era un medicamento de tarjetón muy controlado (Verapamilo). Vale resaltar que nuevamente sólo han ganado tiempo, no le atienden y su vida sigue corriendo peligro. ¿Acaso la prisión de Boniato no cuenta con un prestigioso hospital y todo su personal médico? ¿Qué sucede en realidad con la atención médica dirigida a la población penal?”, se pregunta el joven.

Pablo Moya Delá, activista de la UNPACU, fue detenido el 21 de septiembre de 2020 por protestar de manera pacífica —exigiendo el abastecimiento de bienes de primera necesidad en tiendas estatales y el cese de la represión— en la Virgen del Camino, municipio San Miguel del Padrón, en La Habana.

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