El triplista cubano nacionalizado portugués Pedro Pablo Pichardo logró el mayor éxito de su carrera al imponerse en la final de su especialidad durante los Juegos Olímpicos de Tokio, gracias a un registro de 17,98 metros.
El oriundo de Santiago de Cuba garantizó el título en su tercer intento, aunque los dos primeros brincos (ambos de 17,61 m) también habrían podido asegurarle el mejor puesto del podio.
Pichardo -quien decidió vivir en Portugal desde 2017- dejó en segundo y tercer peldaños al chino Yaming Zhu (17,57) y a Hughes Fabrice Zango, de Burkina Faso (17,47).
Previo a la cita tokiota, sus mejores desempeños habían sido medallas de plata en los Mundiales de Moscú 2013 y Beijing 2015.
En la final de la presente Olimpiada también intervino el cubano Cristian Nápoles, que ancló apenas en el décimo sitio con 16,63.
Los otros hijos de la Mayor de las Antillas que habían ganado plazas estivales en el triple no estuvieron en la ronda decisiva. A saber, Andy Díaz no compitió por lesión, al tiempo que el muy prometedor Jordan Díaz había abandonado la delegación insular en Europa a comienzos de julio pasado.
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