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Declaración: El 150 aniversario del Instituto San Carlos

Al encender la antorcha de la libertad en la fachada de San Carlos para conmemorar su 150 aniversario, rezamos para que el resplandor de su fuego inspire  a los cubanos de todas las tendencias políticas a alejarse del totalitarismo y las prácticas represivas que han diezmado nuestra patria.

Bandera cubana desplegada en el escenario del teatro del San Carlos. © WCI/CiberCuba
Bandera cubana desplegada en el escenario del teatro del San Carlos. Foto © WCI/CiberCuba

Este artículo es de hace 2 años

El 150 aniversario de la fundación del Instituto San Carlos de Cayo Hueso, considerado el sitio histórico cubano más importante fuera de Cuba, se conmemoró este jueves, como testimonio de la perseverancia del pueblo cubano en su lucha por la libertad.

El San Carlos fue fundado por humildes trabajadores del tabaco que llegaron a Cayo Hueso para organizar la lucha por la independencia de Cuba como colonia de España. Ellos se inspiraron en el ejemplo del Seminario San Carlos en Cuba, reconocido por su excelencia académica y por promover una visión liberal de la dignidad humana y la justicia social. El Padre Félix Varela, filósofo y profesor del seminario, sembró en sus alumnos la semilla de la libertad de Cuba que florecería una generación más tarde.

El Instituto San Carlos desempeñó un papel clave en la unión de la comunidad de exiliados y en el desarrollo de un marco de ideales patrióticos que servirían de piedra angular de la añorada república cubana. Como dijo el historiador C. Neale Romming: "Si el objetivo era una república democrática, el proceso de formación del estado no podría esperar hasta que la independencia se alcanzara. El proceso tenía que hacerse junto con la propia lucha militar, mediante la discusión y el debate abiertos".

Los fundadores del San Carlos creían que la educación y la justicia social eran las piedras angulares de una sociedad libre. Crearon una escuela donde los niños de la comunidad de exiliados pudieran preservar su cultura y su lengua, a la vez que aprendían las de Estados Unidos. La escuela del San Carlos tiene la distinción de ser una de las primeras escuelas bilingües e integradas de Florida. Cien años antes de Martin Luther King y la integración de las escuelas públicas en el Sur, los niños blancos y negros asistían a clases juntos en el San Carlos.

Cuando Carlos Manuel de Céspedes proclamó el Grito de Yara el 10 de octubre de 1868, que dio inicio a la campaña militar contra el gobierno español, el San Carlos fue una de las principales organizaciones de Cayo Hueso que proporcionó apoyo político y ayuda financiera a los insurrección en Cuba.

La primera fase de la campaña militar -conocida como Guerra de los Diez Años- terminó con la derrota de los patriotas cubanos. Los mambises quedaron desmoralizados y muchos de los líderes militares se vieron obligados a abandonar el país. Fue en este momento cuando la comunidad cubana de Cayo Hueso se levantó y jugó un papel predominante en mantener vivo el esfuerzo independentista cubano.

Muchas figuras políticas, intelectuales y militares importantes del movimiento se dirigieron a la comunidad de exiliados en el San Carlos. Entre ellos estaban Máximo Gómez, Antonio Maceo, Calixto García, Flor Crombet y José Martí. Fue Martí quien unió a la comunidad de exiliados en el San Carlos y desde su recinto lanzó la fase final de su campaña por la independencia de Cuba. Martí amaba tanto el San Carlos que lo bautizó como "La Casa Cuba".

La visión de Martí era mucho más amplia que la estrategia militar. Él estaba más interesado en desarrollar los ideales y la estructura política que diera lugar a una república cubana, dedicada a lograr la justicia social y a promover la dignidad y las oportunidades para todos. Ese proceso de inclusión y el debate abierto era exactamente lo que el San Carlos había estado promoviendo desde su fundación. De hecho, el San Carlos era el lugar perfecto para José Martí y su estilo de liderazgo arraigado en la base.

El San Carlos es una institución exclusivamente cubana. Es una entidad sin ánimo de lucro, independiente y autogestionada. No recibe financiación pública para sus operaciones. Se mantiene con donaciones privadas y el trabajo de voluntarios.

En muchos sentidos, el Instituto San Carlos refleja la historia y las tribulaciones de la nación cubana. Como el Ave Fénix, el San Carlos ha resurgido de sus cenizas una y otra vez para reclamar su lugar en la historia de Cuba.

Quemado por simpatizantes españoles en el gran incendio de 1886, destrozado por el huracán de 1919, abandonado y cerrado durante más de dos décadas después de que Estados Unidos. y Cuba rompieran relaciones diplomáticas en 1961, casi demolido en 1981 después de que parte de su fachada se desplomara, hiriendo a un turista que pasaba por allí, y objeto de un intento de toma de posesión en 1994, cuando partidarios reconocidos por el régimen castrista allanaran el edificio después de la cuidadosa restauración emprendida por exiliados cubanos, el San Carlos se erige hoy como un símbolo de libertad y esperanza. Una joya que se ha conservado como parte del patrimonio de la Cuba Eterna.

El San Carlos sirve de museo, biblioteca, galería de arte, teatro y centro educativo. Es sede de algunos de los eventos más importantes de la ciudad, como el Seminario Literario de Cayo Hueso, el Festival de Compositores y el Festival de Cine de Cayo Hueso. Jimmy Buffett abrió su gira mundial en el San Carlos en 2016. Por encima de todo, el San Carlos se ha convertido en un lugar de peregrinación patriótica donde las personas de ascendencia cubana vienen a conocer su historia y enorgullecerse de su herencia. Al igual que el San Carlos se ha levantado, también lo hará la República de Cuba.

El San Carlos se encuentra casi equidistante entre la capital cubana, La Habana, y la capital del exilio, Miami. Fue en este patriótico santuario donde José Martí unió a líderes de la isla y del exilio en pos de una causa común. Es nuestro sueño que el San Carlos sea un lugar donde los cubanos de la isla y del exilio se reúnan en un espíritu de amor fraternal y reconciliación y se comprometan en un diálogo nacional sobre cómo forjar un nuevo amanecer de libertad y prosperidad para el pueblo cubano.

Al encender la antorcha de la libertad en la fachada de San Carlos para conmemorar su 150 aniversario, rezamos para que el resplandor de su fuego inspire a los cubanos de todas las tendencias políticas a alejarse del totalitarismo y las prácticas represivas que han diezmado nuestra patria, y se concentren en la construcción de la noble nación que Martí imaginó: "Con todos y para el bien de todos".

Rafael A. Peñalver

Presidente del Instituto San Carlos

11 de noviembre de 2021

Traducción: CiberCuba

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