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Ciro Bianchi defiende el acoso a mujeres en la calle en su columna en Cubadebate

El periodista considera que "un buen piropo motiva, entusiasma, levanta el ánimo" y que una mujer "siempre lo agradece", aunque "en ocasiones diga lo contrario".

La Habana, marzo de 2020 © CiberCuba
La Habana, marzo de 2020 Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 2 años

El periodista cubano Ciro Bianchi, reconocido por sus crónicas de contenido histórico, publicó este sábado, en su columna Apuntes del cartulario, en el portal oficialista Cubadebate, un texto en el que reivindica el acoso a mujeres en espacios públicos mediante la defensa de los piropos como un "género literario popular".

"Elogiar al paso la belleza de una mujer, hacerlo cara a cara, casi en su susurro, o decírselo solo con los ojos, nunca es pecado, y en verdad a veces es difícil contenerse porque hay cubanas tan monumentales que bien merecerían que las declarasen patrimonio de la nación", sostiene Bianchi en su comentario, titulado "Piropos".

Para el periodista "un buen piropo motiva, entusiasma, levanta el ánimo", y una mujer "siempre lo agradece", aunque "en ocasiones diga lo contrario". Afirmación que subestima el criterio de las mujeres y desconoce la importancia del consentimiento y de respetar su voluntad.

"Y más que la muchacha joven y linda, que, como un político en día de elecciones, sale a la calle en busca de sufragios, lo valora con más fuerza la mujer que va dejando de merecerlo. La primera, porque lo considera un acto de justicia. La otra, porque le hace sentir que todavía es capaz de llamar la atención, atraer miradas, despertar deseos e inflamar pasiones", asegura Bianchi.

El texto incluso defiende el acoso a madres en compañía de sus hijas menores de edad. "Y si esa mujer va en compañía de su hija, la lisonja puede alcanzar a ambas: 'Parecen hermanitas…' Lo que provoca la sonrisa de la niña y la satisfacción de la madre que ve desdibujarse los veinte años de diferencia que existen entre una y otra, mientras que un piropo como 'Señora, vaya con Dios que yo me quedo con su hija', pone distancia y marca la preferencia", señala.

La polémica, tanto en el mismo medio como en redes sociales, no tardó en surgir. Entre los comentarios al texto en Cubadebate, la mayoría de los usuarios que apoyaron los criterios del autor y cuestionaron los reclamos de los movimientos feministas por calificar los piropos como acoso sexual callejero aparecieron identificados con nombres masculinos. Lo opuesto sucedió con las posturas críticas frente a la publicación: la mayoría eran voces con nombres femeninos.

"El piropo se creó como muestra de halago y reconocimiento de las cualidades femeninas, en su versión original levanta la autoestima de las chicas y deja un ambiente de humor entre el emisor y la receptora, que pudiera terminar en amistad y algo mas si es correspondido", dijo alguien que firmó como Raúl.

Otro usuario, Frank Fernández, opinó que "infelizmente algunas mujeres, como si fueran europeas, ya lo ven como acoso sexual, y groserías aparte, es galante elogiar la belleza de nuestras cubanas, e incluso muchas rechazan el acto de regalar una flor. Suerte para la vida, y para ellas, muchos seguiremos siendo los últimos románticos del mundo".

También el lector Hubert Luis aprovechó para cuestionar y tergiversar el feminismo, al decir que el mismo "quiere ahora destruir todo lo que es el piropo como lo que más distingue a los cubanos bajo el supuesto 'acoso sexual', pero claro, hay piropos que no valen la pena llamarse así por su vulgaridad en las palabras al expresarse típicos de personas de baja intelectualidad".

"Un piropo bien dicho sube la autoestima a cualquiera. Es triste que bajo la escusa del 'acoso sexual' cualquier gesto de caballerosidad es rechazado. Por mi parte soy de los últimos románticos que no quiere que ahora se pierda el sentido del amor por un feminismo que promueve el odio hacia el hombre por cualquier actitud", agregó.

Sin embargo, varias mujeres denunciaron la exhortación que hizo Bianchi a mantener una costumbre que, en gran parte del mundo moderno, se considera acoso, es decir, una forma de violencia contra mujeres y niñas que restringe sus derechos y las coloca en situaciones de riesgo.

"Este artículo es un un trago muy amargo. Que un artículo celebre y elogie la historia del piropo dentro de nuestro contexto es cosa de miedo. Porque demuestra que las mentalidades machistas siguen muy presentes en nuestra sociedad. Y estoy harta de tener que cruzar la calle cada vez que veo un hombre que se acerca por la misma senda. Pero qué va, las extremistas somos nosotras las mujeres, no ellos, quienes establecieron este fenómeno que se ha ido por completo de la mano", protestó alguien que se nombro Ella.

Otra usuaria, Esther Piscore García, contó que desde que tiene conciencia siempre ha clasificado a los hombres "entre los que piropean y los que no lo hacen" y que nunca ha encontrado "algo loable" en aquellos que sueltan sus deseos a vox populi. "Creo que el primer piropo lo recibí cuando tenía 12 años, y créanme, no me levantó el ánimo. Sí me hizo ser más temerosa del sexo opuesto, ese día nunca lo olvidaré, me sentí tan sucia y a la vez confundida. Creo que es una leyenda urbana el creer que nos hace sentir bien un piropo al igual que tantas leyendas trazadas sobre nuestro género, (el piropo) es sólo eso, una leyenda puesta por el macho alfa dominante", reveló.

Similar rechazo expresó Ana: "en la vida me he tropezado yo con un 'piropo' agradable. No sé como sería antes, pero hoy día, el 99 por ciento de las cosas que te dicen en la calle son groserías. Nunca me he sentido cómoda, mucho menos halagada por ninguna. Las mujeres que consideran este tipo de frases como halagos, evidentemente, o tienen una autoestima muy baja, o no han tenido nunca a alguien cercano que les dedique palabras bonitas, de modo que tenga que venir un extraño a decirlas".

"A mí no me da ningún tipo de gusto que un completo desconocido, encima muchas veces mayor que una, se me arrime en la calle a decirme nada. Artículos como este solo agravan el problema, y contribuyen a validar a los que piensan que en efecto, hostigar y violar el espacio personal de las mujeres, debería considerarse una cuestión de admiración", precisó Ana.

Paradójicamente, el propio Cubadebate, en noviembre de 2020, publicó un texto en el que denunciaba el acoso sexual callejero y cuestionaba la práctica de algunos hombres de "piropear" a mujeres que no conocen en los espacios públicos. En el mismo, una experta en el tema, la psicóloga Maite Díaz, del Centro Oscar Arnulfo Romero, explicó que "la sociedad cubana es muy machista y el acoso está legitimado en nombre del permiso patriarcal según el cual los hombres tienen derecho a irrumpir en la sexualidad de las mujeres e interactuar con su cuerpo, no necesariamente de una forma física”.

“Si me dicen algo bonito, halagador, agradable, es un piropo. Pero, si me dicen algo obsceno, agresivo, es acoso. Sin embargo, si lo pensamos bien, el carácter intrusivo y de imposición no lo opaca una frase bonita”, argumentaba en ese reportaje Díaz.

Mientras, Juan Carlos Gutiérrez, profesor de la Universidad Central de Las Villas, otra de las fuentes consultadas, puntualizaba que “un piropo es lo que se dice a alguien que se conoce muy bien o con la que se tiene una relación erótico-afectiva. En cambio, el acoso callejero es una forma de violencia que se ejerce hacia alguien que no se conoce y que en la mayor parte de las ocasiones puede incomodarle o simplemente no querer escucharlo”.

Acerca de esta problemática, que atenta contra el desarrollo de niñas y mujeres en gran parte de las sociedades del mundo, ONU Mujeres insiste en que reduce la libertad de circulación de las mujeres y niñas, limita sus capacidades de participar en la educación, el trabajo y la vida pública y dificulta el acceso a servicios esenciales y el disfrute de actividades culturales y recreativas; lo cual impacta negativamente en su salud y su bienestar.

"Pese a que hoy en día existe un amplio reconocimiento de que la violencia contra mujeres y niñas en el ámbito privado y en el lugar de trabajo supone una violación de los derechos humanos, a menudo se pasa por alto el acoso sexual y otras formas de violencia contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos; de hecho, existen escasas leyes y políticas para prevenir y abordar este tipo de violencia", advierte la organización.

Pero, hasta ahora, el texto de Ciro Bianchi no ha sido retirado de la plataforma, ni se han emitido disculpas al respecto.

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